El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) sentenció ayer a cadena perpetua al coronel hutu Théoneste Bagosora, considerado como el cerebro del genocidio ruandés en 1994, así como a otros dos altos oficiales del Ejército local, por los cargos de "genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad". Los jueces consideraron probada la culpabilidad de Bagosora --que en aquel entonces ejercía el cargo de jefe de Gabinete en el Ministerio de Defensa--, en el asesinato de la primera ministra Agathe Uwilingiyama, de 10 cascos azules belgas encargados de protegerla y de varios tutsis en controles en Kigali.

El TPIR fue creado por la ONU para juzgar la matanza colectiva de 800.000 ruandeses tutsis y hutus moderados en 1994, en los días siguientes al asesinato del presidente Juvenal Habyarimana. Según el acta de acusación del TPIR, Théoneste Bagosora cerró la puerta a las negociaciones entre el poder ruandés, dominado entonces por los hutus, y los rebeldes tutsis del Frente Patriótico Ruandés (FPR) organizados bajo la égida de Tanzania en 1993. Al anunciar el regreso a su país, Bagosora dijo que iba a "preparar el apocalipsis".

El condenado, que rechaza haber dicho tales palabras y se niega a calificar las matanzas de genocidio, anunció, a través de sus abogados, su intención de apelar. Bagosora huyó de Ruanda en julio de 1994 ante el avance imparable de la guerrilla del FPR (actualmente en el poder en Ruanda) y fue detenido en Camerún en marzo de 1996.

Los otros dos condenados son el excomandante de operaciones en el sector militar de Ginsenyi, el teniente coronel Anatole Nsengiyumva, y el jefe de batallón en la zona del aeropuerto de Kigali, el mayor Aloys Ntabakuze. No obstante, el tribunal internacional declaró inocentes a los tres condenados de la acusación de conjura y complot para cometer un genocidio, acusación que equivale a la elaboración previa de planes para desencadenar un exterminio étnico.