La OTAN recibió ayer un varapalo por parte de varios ministros de Exteriores de la Unión Europea, que criticaron con dureza el bombardeo aéreo que acabó con la vida de varias decenas de personas, al parecer algunas de ellas civiles, el viernes en Afganistán. "Fue un enorme error", dijo el jefe de la diplomacia francesa, Bernard Kouchner, en la segunda jornada del Consejo informal de ministros de Exteriores de la UE, que se celebra en Estocolmo.

Kouchner recordó que la estrategia de las fuerzas de la OTAN en Afganistán es "trabajar con el pueblo afgano, no bombardearlo". En términos similares se expresó el jefe de la diplomacia italiana, Franco Frattini: "Estamos en Afganistán para garantizar la vida de los afganos, no para llevarles la muerte". Su homólogo luxemburgués, Jean Asselborn, se refirió asimismo al ataque como una "catástrofe inaceptable".

El comandante de las fuerzas de la OTAN en el país asiático, Stanley McChrystal, viajó ayer a la provincia de Kunduz, escenario del bombardeo, para investigar lo ocurrido y determinar si hay víctimas civiles. El ataque tenía como objetivo destruir dos camiones cisterna robados por los talibanes. Al parecer, en el momento del bombardeo numerosos civiles se habían acercado a los vehículos para hacerse con gasolina.

La excepción a tanto reproche llegó de Berlín, parte interesada. El ministro de Defensa, Franz Josef Jung, salió al paso de las críticas a la operación militar, llevada a cabo por orden de uno de sus oficiales. "Según todas las informaciones de que dispongo, en la operación ejecutada por un avión de EEUU murieron exclusivamente talibanes terroristas", dijo Jung a la revista Bild am Sonntag. En Kunduz hay 4.000 soldados alemanes. Cinco de ellos resultaron heridos ayer en un ataque suicida.