Israel y la guerrilla libanesa Hizbulá completaron ayer un histórico intercambio de prisioneros en el cual Israel liberó a 430 presos árabes --400 de ellos palestinos-- y entregó los cadáveres de 59 combatientes libaneses a cambio de la liberación del empresario Elhanan Tennenbaum y de los cadáveres de tres soldados desaparecidos desde el 2000. El intercambio fue considerado una victoria en el Líbano --donde los presos fueron recibidos como héroes-- mientras que en Israel fue recibido con un sentimiento agridulce, ya que existe el temor de que el Estado hebreo haya sentado un precedente peligroso por negociar con un grupo terrorista, como califica a Hizbulá, que ayer dejó claro que seguirá su lucha armada.

El intercambio fue un elaborado encaje de bolillos apadrinado por Alemania. Dos aviones --uno procedente de el Líbano y otro de Israel-- aterrizaron a primera hora de ayer en una base militar en Colonia. En el aparato israelí viajaban 21 prisioneros libaneses y siete de otras nacionalidades, la mayoría árabes. El avión procedente de Beirut, de nacionalidad alemana, transportaba a Tennenbaum y los cadáveres de los tres soldados, después de que Hizbulá admitiera que los tres soldados habían sido abatidos en el Líbano en el 2000.

IDENTIFICACION El primer paso fue la identificación de los cuerpos por parte de forenses israelís, que en su primer examen dictaminaron que los soldados murieron a causa de una explosión. Tras confirmar la identidad, se produjo la primera etapa del intercambio: los 59 cadáveres de los libaneses fueron llevados hasta el Líbano por un paso fronterizo con Israel, 400 prisioneros palestinos fueron liberados, y en Colonia los pasajeros de los aviones cambiaron de aparato rumbo a Beirut y Tel-Aviv.

Las primeras imágenes de alegría sucedieron a media mañana, cuando los palestinos --acusados de delitos menores o en prisión preventiva-- se reencontraron con sus familias en puestos de control de Gaza, Ramala, Hebrón, Yenín y Naplusa.

A las siete de la tarde, los aviones aterrizaron en Beirut y Tel- Aviv. La primera ceremonia de recibimiento fue en Beirut. Allí, fuegos artificiales, música y miles de personas con banderas de Hizbulá dieron la bienvenida a los libaneses, en un acto al que asistió el líder de Hizbulá, el jeque Hassan Nasrala, y el presidente libanés, Emile Lahud.

ALFOMBRA ROJA En la alfombra roja con la que fueron recibidos, el jeque Abdul Karim Obeid, secuestrado en 1989, y Mustafá al Dirani, otro líder guerrillero capturado en su casa por Israel en 1994, dieron rienda suelta a su emoción. "Me siento como si hubiera vuelto a nacer", declaró Obeid. Una manifestación en el sur de Beirut prolongó la fiesta.

Mucho más solemne fue la ceremonia militar de Estado en el aeropuerto de Tel-Aviv, a la que asistieron el primer ministro, Ariel Sharon, y los principales dirigentes israelís, además de los familiares de los soldados. Transmitida en directo por la televisión, los israelís rindieron homenaje a sus soldados, caídos durante la invasión del Líbano. No asistió Tennenbaum, implicado en turbios negocios, que se reunió con su familia y después fue trasladado a un hospital y a un centro para ser interrogado.

En la ceremonia, Sharon dijo que la "emoción judía" le motivó a negociar el intercambio con Hizbulá para lograr el regreso de los cadáveres de los soldados. El primer ministro salía así al paso de las críticas por sus concesiones a Hizbulá y por acceder a hacer con la guerrilla libanesa lo que se niega a hacer con Yasir Arafat: negociar.