Bajo el lema Sin maíz no hay país , decenas de miles de campesinos llegados de todo México, docenas de tractores y algunas vacas protagonizaron ayer tarde una gran marcha que llenó la enorme plaza central, el Zócalo, para rechazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y defender la soberanía alimentaria. Otras manifestaciones menores pero no menos airadas recorrieron otras ciudades para exigir la renegociación del capítulo agropecuario, que desde principios de año elimina los impuestos a la importación de maíz, fríjol, azúcar, leche en polvo y otros alimentos.

Unas 300 organizaciones campesinas y seis de los 12 sindicatos agrarios sellaron un pacto de solidaridad para mantener la protesta contra el tratado firmado con EEUU y Canadá que, dicen, "ha llevado a la ruina" al campo mexicano. Millares de policías protegieron a los participantes y paliaron el caos circulatorio que provocó su llegada y la manifestación. Muchos campesinos narraban historias personales que el coordinador de las organizaciones regionales, Olegario Carrillo, resumió así: "El TLCAN ha provocado el abandono de la tierra y el aumento del paro, la emigración, la pobreza y la marginación rural y urbana".