Armados de bulldozers y camiones, los soldados dejaron la ciudad lista para las celebraciones de la Nochevieja, quitando aproximadamente 1.200 toneladas de basura acumulada en las calles. Pero en 70 municipios de la provincia yace otro millón de toneladas, abandonadas en vertederos improvisados. Una catástrofe ecológica que ha esterilizado campos y pastos, contaminado acuíferos, envenenado mozzarelas y transformado Nápoles, cuyo reino fue la tercera potencia del Mediterráneo, en símbolo mundial de la basura.

En 15 años las instituciones han invertido 13.000 millones de euros para resolver el problema y la Unión Europea mantiene congelados otros 145 millones, esperando que algo cambie en Nápoles, ya que todo sigue como hace tres años. En aquel 2008, los conservadores ganaron las elecciones generales en la ciudad, después de que en campaña electoral Silvio Berlusconi dijera que resolvería el problema de las basuras que la junta municipal progresista no conseguía. Celebró en la ciudad el primer consejo de ministros del nuevo gobierno, que empezó proclamando: "El Estado está aquí".

Muchos napolitanos, incluso electores de la izquierda, lo tomaron como un "acto revolucionario" porque, de alguna manera, el Estado había desaparecido desde hacía 150 años, cuando el Reino de las Dos Sicilias fue integrado a Italia por los piamonteses (Turín).

Toda Italia observa ahora perpleja las calles de Nápoles. "No es culpa mía", afirma la alcaldesa Rosa Russo Jervolino, una progresista entre instituciones regentadas por conservadores. Ella debería organizar la recogida de las basuras, la Diputación su eliminación o transformación y la autonomía su traslado fuera de la región. El Gobierno nacional intervino años atrás, proyectando tres incineradoras en la zona, pero funciona solo una, y al ralentí. La razón, explican en Nápoles, es que las basuras son ahora un negocio criminal.

CAMIONES INCENDIADOS El 26 de diciembre 150 personas, muchas encapuchadas, bloquearon e incendiaron los camiones que desde Nápoles transportaban los deshechos urbanos a vertederos provisionales. Paralelamente, los montones de basuras en la calle empezaron a prender fuego. "No podemos excluir que sea la Camorra", declaró prudente Alfredo Mantovano, viceministro de Interior. El escritor Roberto Saviano documentó que "los clanes mafiosos pagan 50 euros por cada incendio" de basuras y que obstaculizan las incineradoras para que el negocio de la eliminación manual prosiga. Saviano añadió que el problema no era solo la basura de la ciudad, sino nacional. Ilustró que si la eliminación de un kilogramo de residuos tóxicos cuesta a una industria 62 céntimos, la Camorra ofrece saldos de nueve y diez céntimos por hacerlos desaparecer. En Nápoles.

La Comisión Antimafia cifra en unos 20 millones la facturación por el negocio de reciclaje de las basuras y subraya que una cuarta parte del importe beneficia a la mafia. Los sumarios judiciales han confirmado que la Camorra está metida en el negocio. En el 2003 la magistratura local verificó que cada semana llegaban a la región 40 camiones TIR con metales tóxicos.

Mientras, con la crisis del turismo los hoteleros amenazan huelga, en la ciudad donde nació el actor Eduardo De Filippo, la excapital cultural de Europa y sobre cuya piel las potencias del siglo XVIII intrigaron para dominar el Mediterráneo.