El presidente de EEUU, Barack Obama, ha movido una ficha clave en su tablero estratégico militar al abandonar el proyecto de escudo antimisiles ideado por George Bush con presencia en la la República Checa y Polonia. Una nueva valoración de la amenaza iraní late tras la decisión, cuya onda expansiva puede afectar también a decisiones armamentísticas de Rusia y que inmediatamente desató en EEUU un intenso debate, dividido entre las alabanzas a la decisión y las denuncias de rendición a Moscú.

El plan presentado por Bush en el 2007 incluía la instalación de un complejo de sofisticados radares en la República Checa y una decena de interceptores de misiles en Polonia. Esos eran los ejes de un escudo que pretendía ampliar la protección de la costa Este estadounidense y de países aliados ante la amenaza de misiles de largo alcance iranís. Pero el proyecto provocó las denuncias de Rusia, que amenazó con incrementar su armamento y castigó a Washington bloqueando tratados de no proliferación.

Aunque los gobiernos polaco y checo apoyaban el proyecto de Washington, los ciudadanos de ambos países habían manifestado su claro disgusto a través de manifestaciones con el incremento de la presencia militar estadounidense en sus territorios.

CUATRO FASES Al llegar a la Casa Blanca, Obama encargó una revisión de la estrategia de Defensa. Sus mandos militares y sus servicios de espionaje, apoyados en las investigaciones del físico Dean Wilkening --quien argumentó que Polonia y la República Checa no eran los lugares más efectivos desde los que combatir la amenaza iraní--, concluyeron que Irán estaba lejos de esos misiles de largo alcance y suponía una amenaza mayor con su armamento de corto y medio alcance.

El miércoles por la noche, forzado por una filtración de sus intenciones en la prensa, Obama llamó a los primeros ministros polaco y checo para anunciarles que abandonaba el escudo de Bush. Y ayer compareció para explicar su nuevo plan. Este se aplicará en cuatro fases, la primera de las cuales empezará en un par de años, con la instalación de interceptores SM-3 en el sistema Aegis de la Marina. En el 2015 se desplegarán nuevos interceptores tanto en barcos como en tierra, posiblemente en países del sur de Europa y en Turquía. En la tercera fase, en el 2018, se instalarán interceptores de misiles aún más avanzados y los de última generación se desplegarán en el 2020.

Obama trató de desvincular su decisión a la oposición rusa al escudo de Bush y afirmó que eran "totalmente infundados" los temores de Moscú sobre una escalada armamentística. Pero su nuevo plan es bienvenido por Rusia, y es un buen gesto cara a la reunión de la semana que viene entre Obama y el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.