"Volveré, inshallah si Dios quiere". Esto dijo Yasir Arafat en el momento en que su avión despegó de Ammán rumbo a París. El rais dejaba, tras casi tres años de asedio, la Mukata, su palacio en Ramala, y se llevaba consigo la incertidumbre que comparte con parte del pueblo palestino.

Ayer, la Mukata estaba vacía. El complejo, de los años 20 y ahora en ruinas, tenía un aire de desamparo. La presencia de policía palestina era casi testimonial y la guardia personal del rais había desaparecido.