En los años 60 y 70, ser blanca, española y casarse con un hombre negro era un hecho insólito. El libro Las que se atrevieron (Editorial Sial |Casa África) recoge seis de esas historias homenajeando a aquellas mujeres que decidieron salir de la norma en una sociedad tan homogénea y conservadora. Como la madre de Lucía Mbomío, su autora, que reafirma con él su identidad en un país que, dice, racializa la nacionalidad.

Hija de ecuatoguineano, cuando la llevaron por primera vez al pueblo de su madre, una persona pidió que le enseñaran a la niña, a ver si era verdad que era mitad negra mitad blanca (literalmente, querían ver si tenía medio cuerpo de cada color). «En los años 50 y 60, siendo todavía Guinea Ecuatorial una colonia española, el perfil de gente que llegaba era muy escaso y bastante concreto. Casi todos venían a estudiar. La gente no tenía un estereotipo elaborado en la cabeza porque prácticamente no había personas negras», explica. Tampoco los idealizaban. Estar con un hombre negro podía ser entonces un «movidón». Era el primero que conocían. Ni los tenían hipersexualizados, ni se pensaba que estaban con ellas por los papeles.

«Hace muy poco estaba en una discoteca y se me presentó un chico. Me hizo la pregunta al cubo». Le preguntó de dónde era tres veces. Primero, le respondió que de España, después que de Madrid. Y, con el último «pero, de dónde», le dijo que de Alcorcón. «Hay gente que quiere saber nuestro árbol genealógico para entender por qué no tienes la piel blanca», explica. Resultó que él trabajaba de profesor universitario en Reino Unido. «Y tú, ¿qué’, ¿te dedicas a restauración, no?», le espetó a Lucía. Se sorprendió muchísimo cuando la repuesta fue que no, que ella era periodista.

«Al final, no dejan de ser ladrillos que construyen tu día a día y que son hijos de un sistema que es racista, que entienden que tú no puedes ser de aquí. Hijos de una educación que no te incluye, que no habla de Guinea Ecuatorial, de la historia de España con respecto a temas como la esclavitud, el imperialismo o el colonialismo», analiza.

Por eso, Mbomío lo tiene claro: «Cuando me preguntan si creo que hay menos racismo ahora que antes, pues digo que no, creo que hay más y que además se ha vuelto más refinado».