Los planes de la empresa que gestiona la fábrica de grasas para trasladarse fuera de la ciudad siguen adelante, y tan solo le resta la autorización ambiental que concede la Junta para poder iniciar la construcción en el nuevo emplazamiento. La parcela en la que se instalará se encuentra en la carretera Ex-105, entre el embalse de Alange y la antigua N-630, a tres kilómetros de Torremejía, aunque en término municipal de Mérida.

Sin embargo, el traslado --para el que todavía no hay una fecha prevista--, no significará el cierre de las actuales instalaciones en el polígono industrial El Prado, a las que se les dará una nueva utilidad. El Ayuntamiento de Mérida ha concedido a la empresa licencia municipal para el almacenamiento de grasas de origen animal.

Según fuentes de Extremeña de Grasas consultadas por EL PERIODICO la fábrica se convertirá así en un almacén de los productos derivados de la actividad. Esta nueva utilidad no produce malos olores, según indican sus responsables, que aseguran que los malos olores no volverán a Mérida.

Según ha indicado el alcalde, Angel Calle, la Junta "está dando los últimos pasos para la concesión de la autorización ambiental integrada para la nueva factoría". Estas nuevas instalaciones no estarán, por tanto, listas para el verano, que es la época en la que se propagan con mayor asiduidad los malos olores. De hecho, vecinos de las zonas cercanas ya se han quejado. Lo cierto es que las medidas adoptadas en los últimos años han reducido las emisiones, que ahora se producen de una forma más esporádicamente y con menor intensidad.

En el verano del 2008 el ayuntamiento obligó a cerrar temporalmente la actividad por los malos olores, y el año pasado se llegó a un acuerdo para cesar la actividad entre agosto y septiembre para no afectar al desarrollo de las actividades culturales previstas para aquellas fechas. Esta situación no se ha planteado por el momento para este año.