Con la apertura del tramo Badajoz-Mérida, el 20 de octubre de 1864, llegó el ferrocarril a la ciudad. Su construcción corrió a cargo de la compañía de los Ferrocarriles de Ciudad Real a Badajoz, que la terminó a finales de 1866. Más de treinta años tuvieron que pasar para que los españoles disfrutasen de este medio de transporte, teniendo en cuenta que desde 1830 los ingleses ya tenían la línea Liverpool-Manchester.

A la línea Ciudad Real-Badajoz le sucedieron otras nuevas, tomando como punto de conexión Mérida, como la que se puso en marcha en 1879, que unía Mérida con Zafra y cuyo final era Sevilla, concretamente la localidad de Los Rosales donde empalmaría con el trazado Madrid-Sevilla. Con ello, la ciudad se convirtió en el núcleo ferroviario más importante de la región, siendo a la vez foco industrial y comercial.

La estación de Mérida estaba catalogada como de primera clase, por la importancia que se le suponía al ser un nexo de unión, y se proyectaron toda clase de edificios y vías para desarrollar el tráfico que tendría que gestionar. La compañía fue ejecutando ampliaciones en los inmuebles y en el tendido viario, hasta las grandes actuaciones de los años 80 del siglo pasado, cuando la estación adquirió el aspecto que ha llegado hasta la actualidad.

Este año se cumple el 150 aniversario desde la llegada del tren a la ciudad y, por ello, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida y la Asociación de Amigos del Ferrocarril han elaborado un amplio programa de actividades. La primera de ellas ha sido el viaje conmemorativo 'Mérida-Badajoz, unidos por caminos de hierro', que tuvo lugar ayer y disfrutó de una buena cogida.

Seminario histórico

El acto central será el próximo jueves, cuando se inaugure la exposición '150 años de ferrocarril en Mérida' en la sala Decumanus, comisariada por Elena Caballero. En este mismo lugar se celebrará el día 20 un seminario para analizar la llegada del tren a la ciudad, a cargo del conservador del Museo Nacional de Arte Romano, José Luis de la Barrera, del presidente de los amigos extremeños del ferrocarril, Angel Caballero, y de la historiadora Yolanda Barroso. Asimismo, los sábados 15, 22 y 29 de noviembre se realizarán visitas guiadas por el patrimonio ferroviario emeritense.

El ferrocarril supuso un punto de inflexión para la ciudad, ya que la población de entonces se dedicaba principalmente a la ganadería y la agricultura. Su llegada aportó capitales para la proyección de las líneas, lo que implicó una gran demanda de trabajadores, cualificados y sin cualificar. El aumento de la población se fue incrementado, propiciando el establecimiento de diferentes tipos de industrias que eran necesarias para abastecer la demanda local y foránea. Así, proliferaron los comercios, harineras, fábricas de cervezas, nuevos periódicos, salas de cine, casinos, además de empresas de gran envergadura como el Matadero regional, La Corchera, Rumianca, el Silo, la Campsa o Hilaturas.