La tradición popular mantiene un refrán que dice: 'En casa del necesitado, la alegría dura poco'. Algo parecido ha sucedido en Mérida con la fiesta de los toros. José María Garzón llenó de entusiasmo los tendidos de la plaza del Cerro de San Albín en solo dos temporadas en las que gestionó hábilmente los destinos de la 'mansión' (en precario) de todos los aficionados emeritenses. Nos sentimos felices y esperanzados al advenimiento de un personaje con "abelmontada", condición en sus formas heterodoxas de captar espectadores para la corrida, especialmente jóvenes, en versión 'nuevas en esta plaza' pero dignas y plausibles, capaz de provocar el entusiasmo por la Fiesta en miles de personas entre quienes se podían encontrar individuos que nunca habían asistido a una corrida de toros.

Este podía ser un primer paso para prender en todos ellos el interés por lo taurino. Después ya vendría lo del toro con trapío, la autenticidad de la ejecución de las suertes, los puros valores del toreo, etc., etc., etc. Todo a su tiempo.

SE NOS FUE de Mérida José María Garzón, el efímero pasmo de San Albín, para gestionar en nombre y representación de Lances de Futuro la suerte del coso de la Era de los Mártires de Cáceres durante los dos próximos años. Con él también se nos marchitó, por el momento, la esperanza de que esta temporada la plaza de Mérida, al cumplir su primer centenario, pudiera acoger una brillante programación de corridas de toros y novilladas.

Si a su llegada tuvimos la satisfacción de expresarle nuestra cordial bienvenida, ahora en su partida hemos de agradecer con un fuerte aplauso su labor inacabada en la Plaza de Toros de Mérida, además de testimoniar nuestro reconocimiento por su decidida voluntad de haber querido devolver al coso del Cerro el esplendor que tuvo en otros tiempos. Mas no permitamos que la melancolía embargue nuestras fantasías de nostálgicos aficionados y, al menos, soñemos como posible la tradicional corrida de naturaleza Goyesca que cada 25 años, desde 1964, se ha venido celebrando en el mes de julio.

Sabido es que una cálida tarde del día 5 de julio de 1914, desde lo más alto del Cerro de San Albín, abría sus puertas por vez primera la plaza de Toros de Mérida. Advertimos de que el calendario de este año marca el 5 de julio en sábado, magnífico día para conmemorar y favorecer la asistencia a tan descollante corrida de toros. Y, para antes o después... lo que venga, como podía ser una buena Feria Taurina del Centenario...