La lectura como un derecho para todas las personas. Con esta filosofía en su punto de mira, Magdalena Ortiz lleva 30 años al frente de la biblioteca municipal Juan Pablo Forner de Mérida. Recientemente ha presentado su libro Biblioteca, el servicio público con corazón, donde defiende la importancia de salvaguardar estos espacios de encuentro para la cultura.

-Como directora de la biblioteca, ¿que líneas de acción desarrolla?

-Desde hace muchos años, en la biblioteca intentamos promocionar la lectura para todos los sectores de población, tanto en los adultos, que antes no venían a la biblioteca y ahora cada vez más; como en los niños, que son los más difíciles; y en las personas con discapacidad que también tienen su sitio en la biblioteca a través de los libros de lectura fácil. Desde la biblioteca estamos llegando a que la gente se dé cuenta de que realmente la lectura individual y compartida, de forma cotidiana, modifica, cambia y enriquece la vida de las personas porque las hace más felices. Además, se ha creado una asociación de amigos de la biblioteca que están interesados de que todo esto funcione bien.

-¿Qué importancia adquieren los clubes de lectura?

-Cuando en el año 2000 empezamos los clubes de lectura éramos ocho personas y con el tiempo han ido creciendo de forma exponencial. En la actualidad hay 12 grupos de clubes de lectura con un interés enorme para los ciudadanos. Una tertulia literaria produce riqueza social, terapéutica y cultural de todo tipo. Hace un año y pico comenzamos con los grupos de lectura fácil para personas con discapacidad, que antes no tenían sitio en la biblioteca. Son actividades enriquecedoras desde todas las perspectivas.

-A lo largo de sus 30 años de trayectoria profesional, ¿cómo ha cambiado la biblioteca?

-Tengo muy claro que la biblioteca y los cambios sociales deben ir al compás y desde hace años estamos viviendo un movimiento social importante con sectores de población diferentes a los niños y a los jóvenes, que eran los que estaban antes. Por contra, ahora están las personas con discapacidad, que quieren ser ciudadanos con todos sus derechos; los inmigrantes con los que convivimos cada vez más; y los jubilados que tienen mucho tiempo de ocio y son muy activos. Todo ello se une al proceso tecnológico porque conviven la lectura en papel y en digital, aunque en esta biblioteca se siguen utilizando mucho más los libros en papel que en digital, porque tenemos dos plataformas digitales, una pública y otra privada, y se utilizan muy poco.

-¿Qué quiere transmitir al lector a través de su libro?

-El libro habla de bibliotecas, de lectura, pero sobre todo de personas. A través de todas las experiencias que se recogen en el libro argumento la importancia de las bibliotecas con un trasfondo basado en las personas. Pienso que la biblioteca no va a desaparecer tal y como la concebimos porque internet lo vaya a arrasar y modificar todo, pero sí es verdad que la biblioteca tiene que cambiar muchos de sus conceptos y algunas de sus funciones.

-¿Qué papel juegan las administraciones públicas?

-Los políticos tienen mucho que decir en las bibliotecas porque definen los servicios que ofrece según la filosofía que tengan al respecto de este servicio público.

-¿Los emeritenses acuden lo suficiente a la biblioteca?

-Siempre pueden venir más, pero los emeritenses, en líneas generales, sí vienen a la biblioteca.