El día de Santa Eulalia, en la pitarra de Santiago Carrasco, le comentaba a José Pérez Garrido que si la cofradía del Calvario perdía otro vez el juicio, tendríamos que hacer un 'Mochuelo' para salvar la situación económica.
La sentencia ha salido. Se le ha condenado a lo mínimo, pero en definitiva se le ha condenado. Ha sido como un milagro propiciado por tres magistrados: Juana Calderón Martín, Matías Madrigal Martínez-Pereda y José Souto Herrera. Hermandad significa hermano, cofrade es sinónimo de amigo y alguien hace y deshace a su gusto. Esto no beneficia a nadie. La cofradía del Calvario ha sido siempre digna, transparente y eficaz.
En un litigio entre el exhermano mayor, Juan Ignacio Avila y la cofradía del Calvario por unas facturas que pagó y la cofradía no asumía, se denunció el caso. En primera instancia ganó Juan Ignacio Avila. Se recurrió. Se pensaba que se iba a perder y se perdió con matices. Le hubiera costado más de 20.000 euros si se aplica la primera sentencia. Han rebajado la cuantía: "Debemos revocar (referida a la primera sentencia) la citada resolución. Y, en consecuencia, con estimación parcial de la demanda formulada por don Juan Ignacio Avila Quintana contra la cofradía del Calvario condenamos a cofradía del Calvario a pagar al actor la suma de 1.689,2 euros más el interés legal desde la presentación de la sentencia".
No se imponen costas de la primera ni de segunda instancia a ninguna de las partes. Contra esta sentencia no cabe recurso. Que las aguas tomen su cauce. La gestora debe elegir libre, sin intermediario sacerdotal, una junta directiva con todos los pronunciamientos y designar a los más cualificados. Tomar el testigo de una hermandad que tiene más de cien años de historia.
Que nunca más se vuelva a repetir una situación similar y cada persona que pertenezca a esta cofradía del Calvario no consienta intromisiones. Los he visto sufrir y llorar. No se lo merecen, Señor arzobispo, está en su mano no permitir nombramientos inadecuados. La tragedia ha estado a un paso del Calvario.
