Las viviendas construidas en suelo no urbanizable, es decir, las casas de campo ilegales que no puedan regularizar su situación serán derribadas. La delegada de Urbanismo del Ayuntamiento de Mérida, Estrella Gordillo, advirtió ayer que cuando finalice el proceso de legalización que acaba de iniciarse en el término municipal emeritense tras la reciente aprobación de la nueva Ley del Suelo de Extremadura, y de que se identifiquen las que estén en zonas que no puedan ser reguladas, "habrá que plantearse la forma de proceder. Lo normal es que esas viviendas desaparezcan".

La portavoz municipal compareció ayer ante los medios de comunicación para detallar los pasos que deben seguir los propietarios de viviendas en suelo rústico, y para aclarar algunos aspectos de su complicada tramitación. Como ya adelantó EL PERIODICO el pasado lunes, los vecinos afectados deben constituirse en una Agrupación de Interés Urbanístico para desarrollar la tramitación y superar varios informes para conocer si el suelo que ocupa la vivienda en cuestión está afectada por alguna figura de protección que impida su legalización. De esta forma, las viviendas en zonas protegidas por las leyes medioambientales, o las afectadas por vías pecuarias o cañadas reales, no podrán obtener la licencia municipal "bajo ningún concepto" y, por tanto, podrían tener los días contados.

No obstante, Gordillo no avanzó fechas para que esto ocurra, ya que ni siquiera se tiene constancia de cuantas viviendas se encuentran en esta situación, aunque si se tienen localizadas algunas algunas de ellas, como por ejemplo en la Sierra de Calamonte, que cuenta con protección medioambiental.

Otros núcleos, que aún debe estudiarse la situación en la que se encuentra el suelo, se encuentran localizados en la Sierra de Arroyo, Las Calabrias y La Ronquilla, cerca de San Andrés, algunas de ellas con más de medio centenar de asociados, o la Barriada Carrión.

Gordillo reconoce que el procedimiento (ver la edición del 22 de noviembre) es complicado, pero también que estas exigencias establecen las "garantías" para evitar que quien tenga una de estas viviendas en suelo rústico "se convierta de la noche a la mañana en urbanizable". "La gente entendía que una vez que se aprobaba la ley del suelo, aquello iba a ser un camino de rosas, y no es tan sencillo. El urbanismo es un asunto complicado, que tiene una serie de trámites y plazos", añade Gordillo.

Para facilitar todos los trámites y resolver las posibles dudas, la Delegación de Urbanismo pone sus técnicos a disposición de todos los afectados para resolverlo.