Hace ya bastante tiempo que vengo leyendo en determinados medios de difusión el empecinamiento por parte de algunos listillos de turno en bautizar de nuevo a la Vía de la Plata con el sobrenombre de 'Ruta-Vía de la Plata' y la verdad es que aunque yo no sea un erudito en temas históricos (porque no es mi profesión), tengo la completa seguridad de que el nombre original de esa vía es el de Vía de la Plata. Se trata de una antigua vía empedrada de comunicación romana que atraviesa de sur a norte, parte del oeste de España, desde Augusta Emérita (Mérida) hasta Astúrica Augusta (Astorga).

Dos milenios después sigue siendo una de las principales vías de comunicación que vertebran el occidente español, y por mucho que nos la quieran cambiar, nunca podrán reinventarse el equívoco nombre de Ruta de la Plata, para unir las ciudades de Gijón y Sevilla a lo largo de ese recorrido, con el único objetivo de conseguir pingües beneficios, en el caso de que en algún momento esa vía fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las evidencias históricas que conservamos, tanto arqueológicas como literarias definen su recorrido exclusivamente entre Mérida y Astorga. En defensa de este trazado han surgido la Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata, entre otras, y naturalmente todas llevan a cabo acciones de protesta contra la extensión artificial que pretenden actualizar.

De hecho quedan bastantes tramos con restos visibles de la calzada original, como Cáparra, aunque se han hecho numerosos estudios parciales de miliarios y tramos concretos y la única monografía científica sobre ella fue muy bien rematada en 1995, cuando fueron catalogados y estudiados un total de 189 miliarios, ya conocidos o inéditos, lo que permitió confirmar los recorridos correspondientes entre las localidades donde se hallaron o hallan, y sugerir aquellos recorridos intermedios que no los conservan.

Entre estas dos ciudades también discurre el Camino mozárabe de Santiago pero la ruta carisa que llegaba hasta Gijón nada tiene que ver con esta. Gijón y Sevilla ya tienen bastante historia en particular como para pretender apropiarse de la historia de los demás. ¡Ya está bien!