Desde hace algunas fechas estamos recibiendo noticias acerca de lo que ya es conocido como el caso de la niña gallega, que dicho sea de paso tiene una identidad muy concreta y que se llama Andrea . Pues bien, parece ser que ésta presenta una enfermedad de carácter irreversible y que actualmente se encuentra en un estadio clínico muy avanzado. Ante esta situación los padres de Andrea han solicitado el cese de tratamientos, para así no prolongar la vida de la niña.

Esta situación está generando diversas corrientes de opinión e incluso la transmisión de datos, en muchos casos no son totalmente conocidos o ciertos, pero que están generando en la sociedad la toma de posturas muy variadas y que, a mi modo de ver, merecen cuanto menos algún tipo de manifestación.

Como suelo decir habitualmente, para poder dar una opinión debemos saber de qué estamos hablando y, por ello, resulta bastante aventurado y, seguramente que abocado al fracaso, el posicionarse al respecto en este caso, y sobre todo cuando se carecen de detalles acerca del proceso, los cuales únicamente los tiene el equipo médico de pediatras que atienden a la niña, y los padres que por supuesto cuidan de la menor y que se les habrán transmitido oportunamente, por los mismos médicos.

Además no hay que demonizar a los médicos, que según algunos medios de comunicación se niegan a retirar el tratamiento, ya que ni desde el punto de vista ético-deontológico ni legal existe algún tipo de objeción a la retirada de tratamientos de soporte vital cuando estos suponen un sufrimiento penoso y nos encontramos ante una situación de enfermedad irreversible y además presenta síntomas de carácter refractario.

Lo oportuno en estos casos es lo que en Medicina se denomina "adecuación del esfuerzo terapéutico", que no es más que el limitar o incluso cesar la aplicación de determinadas medidas de tipo terapéutico, lo que sin duda conlleva a garantizar una cierta calidad de vida mediante el oportuno tratamiento analgésico e incluso la sedación y de esta manera llegar al final de su vida.

ENSEGUIDA han salido al ruedo informativo algunos oportunistas hablando en diferentes tonos e incluso alguno ha llegado a prometer la promulgación de una ley sobre la eutanasia. Nuevamente volvemos a lo que indicaba anteriormente sobre el conocimiento y las opiniones, ya que este caso no es para nada un caso de eutanasia, sino de un caso extremo en el que la propia paciente, si es posible, y si no sus legítimos representantes, conjuntamente con los médicos responsables de la asistencia de la menor pueden y deben tomar una decisión responsable tras el atento estudio del caso y de esta manera determinar el cese de aplicación de medidas de tipo terapéutico, pero para nada la aplicación de algún método que implique la muerte inmediata de la paciente.

También se ha hablado del Comité de Etica Asistencial y de su informe favorable. Igualmente hay que recordar que este tipo de comités, que son muy válidos para orientar sobre posturas o soluciones médicas cuando se plantean dudas o dilemas en referencia a la toma de decisiones, pero recordando que sus opiniones no son concluyentes y obligadas, sino simplemente asesoras.

Por tanto, en este como en otros muchos casos hay que ser más prudente a la hora de opinar y sobre todo sin conocer todos los detalles clínicos del caso. Por ello, me parece que es indigno e injusto que se criminalice al equipo médico que está atendiendo a Andrea .

En estas situaciones todo el mundo trata de justificar sus actuaciones y lo bien que han actuado, por ejemplo habría que preguntar a los responsables sanitarios de allí y de aquí; acerca de la falta total y absoluta de previsión de casos como este, ya que la ausencia de unidades de Cuidados Paliativos Pediátricos, tal y como manda la ley y la Cartera Básica de Servicios del Sistema Público de Salud, es una realidad palpable y objetiva. Quizá si estas unidades específicas existieran, Andrea o cualquier otro podría ser atendido por un equipo avanzado y especializado, y no llegar a disparates como este que estamos viviendo y otros sufriendo.