China parece ser el nuevo El Dorado para los negocios: 1.400 millones de potenciales consumidores; una economía que crece más del 10% anual; las ganas del país por abrirse a nuevos mercados...Visto así se diría que el empresario que no plante sus reales en China es poco emprendedor...

El martes se celebró en la Vicepresidencia económica de la Junta un encuentro de empresarios con representantes de la Embajada de China en España para discutir posibilidades de negocio. Las empresas extremeñas en China se han triplicado en tres años, lo cual significa que vamos por el buen camino, pero en el encuentro también se puso de manifiesto que vender en China no es fácil, que hacerlo representa, en algún caso, un desafío para sectores como el del porcino ibérico. Hace unos meses se abrió la posibilidad de vender jamones a China. Aquello pareció, por un lado, algo así como el hallazgo de las minas del Rey Salomón; y por otro, como el pistoletazo para la subida de los precios, puesto que subiría astronómicamente la demanda.

La realidad, sin embargo, es menos espectacular. Hasta ahora solo tres empresas extremeñas del porcino están dispuestas a dar el salto a China. ¿Es que el resto de empresarios no saben hacer negocios? No, es que no tienen capacidad para hacer frente a las exigencias de ese mercado, como señala el almendralejense Carlos Briz, uno de los tres empresarios dispuestos a poner sus perniles en Pekín. "Somos demasiado pequeños para atacar un mercado así", dice Briz. China demanda jamones, pero obliga al sector del porcino a que cambie, a que se una, a que crezca. Lo desafía a que se modernice: China empieza en Extremadura.