Esta región se nos cae. No hay gente nueva, ni nacida ni adoptada, y los que estamos nos hacemos mayores. Ya sabemos nuestro destino: el último que apague la luz. Al final, el tópico de que en Extremadura solo hay viejos y funcionarios va a ser verdad. Toda la vida huyendo de estereotipos vertidos por estúpidos que sólo saben de Extremadura que está en el sur y arrinconada junto a la frontera, y a la postre va a haber que darles la razón.

El último informe del Instituto de Estadística de Extremadura es simplemente terrorífico. Habla del envejecimiento de la población extremeña donde, ojo al dato, hay ya once municipios sin niños menores de cuatro años en esta región: Benquerencia, Capilla, Campillo de Deleitosa, Cachorrilla, Descargamaría, El Carrascalejo, Robledillo de Gata, Ruanes, Salvatierra de Santiago, Santa Ana y Santa Marta de Magasca. Además, sólo en cinco pueblos de toda Extremadura hay 29 o más niños de menos de cuatro años por cada 100 mujeres en edad fértil: Rena, Aljucén, Herrera de Alcántara, Pescueza y Torremejía. Tremendo. En resumidas cuentas, que no nacen niños ni acuden foráneos con ellos en cantidad suficiente, lo que se suma a que en el 59,8% de los pueblos de esta región uno de cada cuatro habitantes tiene más de 65 años. Osea, un pensionista por cada cuatro vecinos. Alarmante, sin niños pero con muchos abuelos.

Analizando el peso de la población en los diferentes municipios se puede establecer que de 383 municipios que hay en nuestra región 12 son jóvenes al contar con menos del 16% de mayores de 65 años; 55 se engloban bajo el término de ‘en transición’, con entre 16% y 20% de habitantes jubilados; 89 son directamente viejos, cuentan con un entre el 20% y el 25% de personas mayores; y -atención- 232 municipios se tienen que calificar como ‘muy viejos’ al disponer de un porcentaje de mayores superior al 25%.

El caso es que terreno tenemos de sobra, somos casi la mitad de Andalucía que cuenta con más de 8,4 millones de habitantes pero aquí apenas vivimos un millón cien mil personas. La densidad de población de Extremadura es muy baja, se sitúa en 26 habitantes por kilómetro cuadrado. Los municipios de Extremadura no mantienen una densidad homogénea. Así, hay núcleos poblacionales con una alta densidad como Calamonte o Puebla de la Calzada, con 796 y 417 habitantes por kilómetro cuadrado; pero otros como Capilla, Toril, Alía, Portezuelo y Campillo de Deleitosa no llegan a 2 habitantes por cada kilómetro cuadrado.

Pero extranjeros no llegan. El porcentaje de población extranjera en Extremadura es del 3,1%. En el 65,5% de los municipios de la región la población extranjera representa menos del 2% de sus habitantes, dándose algunos casos elevados relacionados en muchos casos con sectores productivos concretos, principalmente de la agricultura. En el noreste de la provincia cacereña se encuentran los municipios con los valores «más extremos» como Talayuela y Saucedilla, con el 28,9% y el 21,2% de la población extranjera respectivamente.

Pero nuestro saldo migratorio es siempre negativo. Se va más gente de la que llega: en 2015 fue de -836 según este mismo estudio. Y es que nuestros jóvenes no encuentran un futuro acorde a sus necesidades aquí y se van tanto a otras comunidades como al extranjero. No nos engañemos; nadie se marcha por gusto sino por necesidad. Y si deciden coger la bolsa y la maleta no es porque se sientan atraídos por otras partes del mundo, es porque Extremadura no es capaz de ofrecerle unas condiciones adecuadas de futuro donde fijar una vida.

Los extremeños tenemos que tomar conciencia del problema. No se trata de quedarnos a la espera de los acontecimientos y que el destino nos coja con el pie cambiado y el equipaje hecho. Las políticas dirigidas desde las administraciones deben tomar conciencia de la situación y plantear de forma coordinadas un plan conjunto que frene este goteo. Sólo cambiar la tendencia ya sería un éxito. Para ello hay que sentarse, dejar las diferencias políticas a un lado y pensar cómo fijar población allí donde se pierde. No se trata de hacer parches o dar cheques en blanco, hay que ofrecer planes de futuro y para ello no solo estamos hablando de servicios, que ya los hay y son muy buenos, sino de empleo y oportunidades.