TNtinguna conmiseración para los corruptos. Cobrar en dinero o especies para recetar es inmoral e indigno para un profesional. Merecen toda su sanción. Ahora bien, ni todos los médicos son iguales --predominan los honrados-- ni la causa principal del problema está en el prescriptor como se dice.

La irracional y acientífica competencia entre las farmacéuticas explica por qué el medicamento es más una mercancía antes que un producto de salud. Para ganar más, las multinacionales compran, sobornan, engañan a médicos, autoridades sanitarias y al sursum corda. Por ello, aunque es necesario vigilar a los médicos, ellos son sólo la punta del iceberg. El verdadero peligro está en las tres cuartas partes sumergidas bajo las aguas del supuesto mercado libre y perfecto.

*Médico