Adenex está decepcionada por la nueva configuración y distribución de competencias en las consejerías del recién nombrado gobierno autonómico. Especialmente preocupante es la adscripción de Medio Ambiente a una Consejería de Industria y Energía, que sólo puede interpretarse como una subordinación de las políticas de conservación y gestión de nuestro patrimonio natural, ambiental y humano, a las políticas de industrialización basadas en sectores contaminantes y peligrosos para la salud humana y el entorno natural por el que nuestro gobierno regional ha apostado: refinería, centrales térmicas, etc.

También es preocupante la unificación de la Consejería de Cultura y Turismo, ya que esta asociación teme que se pretenda supeditar la conservación de nuestro patrimonio cultural a su explotación como recurso turístico, con proyectos que degradan sus valores históricos y culturales, tal y como sucede con el proyecto de hostelería promovido por la Junta de Extremadura en el castillo de Alburquerque, que supondrá su transformación y degradación.

Adenex lleva años reclamando una consejería específica de Medio Ambiente, tal y como sucede en la mayoría de las comunidades autónomas (11 de 17) e incluso en el gobierno nacional. La importancia y calidad del medio ambiente y el patrimonio natural en Extremadura, la cada vez mayor valoración que los ciudadanos le conceden, los graves problemas a los que tiene que hacer frente y su incidencia sobre la calidad de vida de las personas, avalan el carácter transversal que la conservación del medio ambiente debe tener, con repercusiones en todos los sectores de la administración: agricultura y ganadería, industria, transporte, infraestructuras, urbanismo y ordenación del territorio, sanidad pública, educación, etc. y exigen que el Medio Ambiente tenga una consejería propia y bien dotada, que su voz y representación sea diferenciada y autónoma en los consejos de Gobierno de la Junta de Extremadura, y especialmente ante la sociedad extremeña.

Como actividad transversal, homogénea e integradora, la gestión de los aspectos medioambientales debe entenderse como el "observatorio" de las garantías de control de calidad de los riesgos que puedan afectar a la salud, de los recursos vitales (suelo, agua, aire, ...) y de los ecosistemas y paisajes que componen Extremadura. Difícilmente puede desempeñarse el papel de "observador" de un departamento hacia otros, insertado a un nivel de rango competencial inferior. Y no es solo cuestión legal y de atribuciones, es sobre todo cuestión de coherencia institucional y de credibilidad pública, con el fin de transmitir la necesaria confianza en las instituciones públicas. ¿Cómo las demás administraciones van a adoptar mejores decisiones sobre medio ambiente si no hay una fuente que la garantice?.

La situación estructural de unir Industria, Energía y Medio Ambiente no plantea un problema político, sino una transgresión grave de la ética política y medioambiental. Si se es el impulsor de proyectos industriales contaminantes, y estos se justifican por un supuesto bien social, es por que se está convencido de ello. Y si esto es así, no pueden juzgarse a la vez sus beneficios, sus perjuicios o sus impactos ambientales y sociales. Ser juez y parte no es propio de una sociedad democrática. También desde la ética, es de donde surgen las leyes de la convivencia y desde donde se impulsa su cumplimiento. Si no hay ética, no hay democracia y parece que en este caso es más importante "ganar la partida a los díscolos", a costa de lo que sea, que actuar con ecuanimidad.

Es curioso que nuestro nuevo presidente regional argumente que una de las razones para justificar el nuevo reparto de competencia entre las consejerías, haya sido la necesidad de adaptarse a la estructura del gobierno nacional y sin embargo se olvide de la presencia de una cartera propia en el actual gobierno socialista, comprometido a resolver una de las preocupaciones más graves, que anteriores gobiernos no hicieron, como la lucha contra el cambio climático. Pero también introduciendo legislación básica fundamental (Ley de Protección de la atmósfera, de la Biodiversidad, de la participación y de la justicia medioambiental, de responsabilidades por daños ambientales, etc.), además de transparencia informativa y de participación ciudadana. Por el contrario, en Extremadura parece haberse optado por entender la conservación del medio como un elemento residual y apéndice de otros sectores.

Es preciso reconocer, también, los aspectos positivos de la estructura del ejecutivo regional, como la integración de Agricultura y Desarrollo Rural, para la unificación de competencias, Igualdad y Empleo, Sanidad y Dependencia, así como la paridad de los miembros del gobierno.

En cualquier caso, Adenex ofrece su colaboración a los nuevos responsables en la conservación de nuestro patrimonio natural y cultural, y realiza esta crítica, que no puede ser de otra manera que constructiva, en pro de la sostenibilidad, la participación social y la calidad ambiental y humana para el desarrollo de Extremadura.

*Directivo de ADENEX