Se va deshojando la margarita. Las candidatas consortes van tomando posiciones. La lista del noviazgo se amplía, se reduce, se modifica, aparecen posibles nuevas acompañantes, otras se alejan. Las listas de bodas se confeccionan, los ajuares que cada una aporta se inventarían. Parece que Caja de Extremadura va encontrando su acomodo en el nuevo concierto del sector del ahorro. Parece también que la alejada procedencia geográfica de las futuras contrayentes facilita la continuidad de la marca, de la plantilla y de la red de sucursales, al no darse ningún tipo de solapamientos. Y eso es bueno.

Más vale pronto que tarde. Si hubiera que recurrir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), habrá que darse prisa porque el plazo se agota. El supervisor lo ha dejado bien claro. Y ya sabemos lo que dice el refrán: Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar . Y eso es lo que ha hecho Caja Extremadura no fuera a ser que el Banco de España la afeitara en seco. Sabe que se acaba el plazo y con ello, el apoyo económico del Frob. Pero, ¿ha sido la mejor fusión? El porqué de esa decisión sólo ellos lo saben.

¿Que su posición en el grupo apenas supera el 11%? ¿Que sus compañeras de viaje llevan enseres de mayor calado? Cierto. Pero más vale estar en casa grande, por lo que el futuro pudiera exigir. Las aventuras de chauvinistas individualidades hoy están trasnochadas. Aquí se da, con toda seguridad, aquello de que más vale ser cola de león que endeble cabeza de ratón, ya que por sí sola nunca alcanzaría el suficiente tamaño de masa crítica. La nueva entidad partiría con unos adecuados niveles de solvencia, amplia capacidad de maniobra en los mercados mayoristas y diversificada gestión financiera. Parecen buenos augurios, deseemos suerte y aciertos al maridaje a cuatro bandas. Y evitemos aventuras como las de dos entidades vecinas. Y digamos aquello de que sea para bien y para muchos años , en lugar de: -echemos las nuestras a remojar .