Servidor destacaba hace unos días en una tribuna el penúltimo lugar ocupado por España en la lista europea sobre el uso de internet desde los hogares, sólo delante de Grecia. Detrás incluso de Portugal, otro de los eternos acompañantes de nuestro país en los puestos de cola.

Pero no se crea que siempre es así. Sería tendencioso afirmarlo y, por si al columnista se le pudo interpretar mal, que conste que en otros ámbitos ocupa el liderazgo, que nadie le puede discutir. Ahí está el primer puesto en infracciones medioambientales cometidas dentro de la UE. Así lo ha reconocido la comisaria europea de Medio Ambiente, la sueca Margot Wallstrom, que ha presentado cifras, país por país, sobre la escasa atención que merece el medio ambiente. Con 87 casos, 15 de ellos fallados en contra de España, el liderazgo no peligra. A considerable distancia va Italia, con 49 procesos, de los que 11 han recibido ya la calificación de infracción.

En estos días de final de curso no habrá reparto de sanciones entre los gobernantes por su falta de respeto al entorno natural. De haberlo, coincidirían en la entrega el señor Aznar y el señor Berlusconi, unidos siempre por tantas cosas. Se pidieron fondos a Bruselas para emprender obras y no se llevaron a cabo los estudios de impacto medioambiental, obligados por las autoridades comunitarias. En España se actúa con rapidez a la hora de cobrar subvenciones y no hay ninguna prisa por cumplir los compromisos.

En la cola de Europa en progreso y modernidad, y líder en desidia medioambiental. Es el país que tenemos.