Mientras una nueva marea negra, la enésima, se acerca recordando que el problema del Prestige está vivo, el Gobierno anuncia más inversiones de dinero público para revitalizar la situación económica gallega, gravemente afectada en varios de sus sectores productivos por el fuel. Como el PP ha abusado tanto de las decisiones políticas más efectistas que reales, esperaremos a la plasmación de lo prometido antes de emitir un juicio definitivo. Pero no sería honesto ocultar la desconfianza de los miles de gallegos que se manifestaron ayer en A Coruña contra la actuación del Gobierno central y de la Xunta --ambos del PP-- en esta crisis, o las críticas de la oposición política a unas ayudas que, dicen, en muchos casos son tan improvisadas que no tienen ni plazos de ejecución ni mecanismos de seguimiento o control.

Es llamativo que cuestiones que sabemos complejas, como definir nuevos trayectos del AVE, se modifiquen de un plumazo en pocas semanas. Pero, insistimos, esperaremos a ver qué es lo que sucede. De todos modos, hacemos votos (pues de votos quizá se trata) para que no estemos ante un nuevo caso de burla de los políticos a los ciudadanos, algo demasiado frecuente a lo largo de la dura historia de la comunidad de Galicia.