El precio de la vivienda nueva ha subido un 18,8% entre junio del 2002 y este mes pasado, el aumento interanual más importante de los últimos seis años. Es una cifra que confirma la alerta lanzada recientemente por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de que se está produciendo un boom dentro del boom inmobiliario, con el riesgo que ello comporta. Ayer se supo también que el valor de los locales comerciales ha iniciado un proceso de bajada, en sintonía con la desaceleración del consumo privado. Estos datos, sumados al moderado incremento del coste de los pisos usados --mucho menos atractivos para la especulación--, apuntan a que la potente escalada de los precios de la vivienda está siendo empujada más por el ahorro que busca inversiones rentables que por la demanda natural de una vivienda y la propia evolución de la economía.

Tanto el Gobierno como los intermediarios del sector niegan la existencia de una burbuja. Pero lo cierto es que la vivienda atrae capitales que de otro modo estarían en la bolsa, y en el momento en que ésta se recupere lo lógico es que se realicen beneficios --se venda-- y este dinero vuelva al mercado de valores. Entonces se verá si había o no burbuja.