XUxno de los principios de la planificación estratégica es potenciar el desarrollo de los territorios a través de sus elementos endógenos. Ahora, además se habla de desarrollo sostenible, con el objetivo de que las generaciones que nos suceden tengan también acceso a los recursos. Desde la primera gran crisis petrolífera en 1973 está abierto el debate sobre la caducidad de esta fuente de energía y el ensayo con alternativas que preserven el medio ambiente, creen empleo y posibiliten nuestro bienestar.

Los extremeños tenemos la suerte de resolver este problema con la ayuda del presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra , que parece actuar como un visionario , alguien capaz de predecir la marcha futura de la economía y colocarnos en el carro de cabeza. Cuando nadie apostaba por el sector primario (agricultura y ganadería) como motor de una economía desarrollada, nuestro presidente tuvo la feliz idea de confiar ciegamente el futuro al retorno al campo, el lema era claro: Extremadura verde .

Así ha sido desde el 20 de diciembre de 1982, hasta que más de 23 años después ha decidido apoyar ciegamente la construcción de una refinería en Tierra de Barros. Cuando conocí la noticia no daba crédito. ¿Qué le ha podido pasar para cambiar ahora de tercio?, pensé. Aquellos que nos dedicamos a las ciencias sociales no dejamos de ponernos en la postura del otro para tratar de comprender sus sentimientos, sus desasosiegos. Después de reflexionar sobre el asunto se me ocurrieron dos posturas por las que ha podido faltar a sus ideales:

La primera, el paro. Extremadura tiene la friolera de casi 80.000 desempleados (según la EPA) con poco más de un millón de habitantes. ¿Cómo es posible que durante el año pasado seamos la comunidad autónoma con el mayor incremento de desempleo? Según esta misma fuente, nuestra tasa de paro se sitúa en el 17,51%, cifra que sólo alcanzan las regiones más desfavorecidas de Europa.

En el entorno nacional es preciso apuntar que tenemos similar número de desempleados que comunidades autónomas con más del doble de habitantes. Algunos contestarán a este interrogante diciendo que la pirámide de población está muy envejecida (producto de la emigración en busca de un puesto de trabajo que aquí no encuentran) o que otras autonomías han sido más beneficiadas que la nuestra. ¿Por qué crecen otras comunidades autónomas?

Recuerdo que hace pocos años estábamos también a la cola de España junto con Galicia, Asturias, Andalucía y Canarias, pero estas hace días nos adelantaron.

Abrir la refinería puede maquillar esta cifra a la baja (se estima que se crearán unos 3.000 puestos de trabajo), mientras que hace algunos años la reducción del empleo no debía ser un tema tan prioritario (en la central nuclear de Valdecaballeros se destruyeron cerca de 5.000 puestos de trabajo) al haber producido un gravísimo impacto en el imparable subdesarrollo socioeconómico de la comarca de la Siberia.

La segunda es que posiblemente Ibarra ahora (como en los ochenta) vuelva a estar preocupado por la cesta energética. En esa preocupación vuelve a ser tan original como siempre para nuestra sorpresa. ¿Cómo lo resolveremos? Con una refinería. Sí, señor. Que no le vengan con monsergas sobre las energías renovables. Sólo él es capaz de ponerle la guinda al pastel: el lugar señalado para esta nueva apuesta de futuro curiosamente se situará en la misma zona donde en 2003 la Dirección General de Medio Ambiente denegó la construcción de una planta de molienda y envasado de cemento.

Sin embargo, parece que no lo tenía previsto ya que sólo con un gran calzador su normativa medioambiental aprobará un proyecto de esta envergadura, y mucho menos la estatal, tan celosa con la emisión de gases que dañen la capa de ozono.

Tampoco a su favor tiene la futura reforma de la Política Agraria Común, que orientará sus esfuerzos sobre todo en la protección del medio ambiente. Aunque sólo los poderosos tienen la potestad de darle un capotazo a la cumbre de Kioto, como Bush , o peor aún, de menospreciar una vez más a los habitantes de Valdecaballeros: la central nuclear era una bomba, pero una refinería, en concreto ésta, está lejos de ser la forma más limpia, sana y saludable de producir energía. Quién sabe, a lo mejor instan a la gente a que pase sus periodos estivales en ella. Sólo las personas que obran con socarronería son capaces de comulgar con esta rueda de molino.

Tuve la suerte de estar en la inauguración del balneario de Baños de Valdefernando el día que Ibarra dijo: "No olvido la deuda histórica que tengo con Valdecaballeros". En aquel instante, ¿pensó por un momento lo que decía? Ya veo que no. Por favor, bastante dolor pasamos en aquellos años como para seguir recibiendo insultos a nuestra dignidad. Al menos déjenos en paz.

Sólo me queda la esperanza que grupos ecologistas (las asociaciones de agricultores y ganaderos ya lo están haciendo) y oposición hagan cuanto esté en su mano para poner freno a este despropósito. En cuanto al señor Ibarra, confío en que sea un hombre de palabra y dialogante, pero sobre todo que siga perseverando con la política que le ha dado tantos votos: Extremadura verde. Así la quiero yo para mis hijos y así me obligó el presidente de la Junta a repensarla cuando era tan sólo un niño. ¿O piensa que yo quería una central nuclear en mi pueblo?

*Sociólogo y escritor