TEtl 14 de agosto es una fecha luctuosa por lo que nos hace recordar, pero salvo un puñado de patriotas, los demás huímos como el gato escaldado.

No la recuerdan ni los que tienen seres cuyos cuerpos nadie sabe dónde reposan. Alguien argüirá que han pasado muchos años, pero no es así. Un año después ya nadie los recordaba.

Cuando Eva Perón murió, durante décadas aparecían por las esquinas mariposas de aceite recordando a la dama. Aquí pocos recuerdan a tantos como murieron. Ni siquiera ha habido un movimiento de haber juntado a todos y llorar por su desdicha. Y es que el terror no ha cesado, e incluso se cuenta la gesta como si hubiera sido una cacería de conejos.

En el año 2003 salió un libro firmado por Francisco Espinosa , titulado La columna de la muerte , que es el libro más importante que yo he leído sobre los hechos desgraciados de la guerra. Se pormenoriza todo con detalles finos y a la vez incorruptible investigado.

Me da la impresión que sobre el libro ocurre lo mismo que sobre lo que en realidad pasó. Es algo que quema y se trata de ocultar. Porque yo estoy seguro que de este libro se han tirado un porrón de ejemplares, y si no es así, peor todavía.

No se dónde colocar este libro, pero se trata de una obra de creación de primera magnitud. Lo digo por los premios a la creación . Porque qué mayor creación es contar lo que se ha tratado de ocultar por las buenas y sobre todo por las malas.

En Argentina todavía arden la mariposas de aceite en recuerdo de Evita Perón . Aquí, ni una cerilla.

*Escritor y jefe del Servicio Territorial de Cultura en Badajoz