Estoy de acuerdo en que hay que apretarse el cinturón para paliar la crisis, pero no en que esto solo afecte a los menos favorecidos. Soy cabeza de una familia monoparental, tengo una minusvalía del 50% y estoy a cargo de dos menores y de mi madre, de 77 años. La renta del 2009 salió favorable para mí, con una devolución de 389 euros. Estamos en noviembre y Hacienda todavía no me ha reintegrado ese dinero, pese a que la declaración la hice en abril. Así, el dinero de todos sigue engrosando las arcas del Estado y rinde beneficios a costa de nuestra economía, muy venida a menos.

Por otro lado, las ayudas que se nos brindan debido a los salarios míseros que tenemos la mayoría tampoco las he recibido. Mientras, hay políticos que manejan cientos de miles de euros más para el interés propio que para el común. A la hora de los votos, sus buenas intenciones nos saturan, pero de ahí no pasan. Y los empresarios, que nos piden que trabajemos más, cometen fraudes que a veces quedan impunes. La solución de la crisis pasa por mejorar los sueldos de los trabajadores, para que podamos vivir más decorosamente. Así también se incrementaría el consumo. ¿Por qué los políticos no hacen su trabajo y dejan de encontrar la manera de ponernos más la soga en el cuello? ¿Por qué alguien al que hemos votado para que nos represente gana cifras millonarias, mientras quienes somos responsables de la economía del país, de producir, tenemos que padecer las consecuencias de la crisis?

Si un trabajador puede vivir con menos dinero, ¿por qué razón la élite política necesita cifras de muchos ceros para subsistir cuando, además, percibe extras y dietas? Siendo así, está claro que hay ciudadanos de primera y de segunda.

L. González **

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