TCtuarenta y cuatro millones dispone el gobierno autonómico para hacer una política económica que contribuya a crear riqueza. Una cantidad con la que se ha encontrado como consecuencia de la flexibilización del objetivo de déficit. Para una comunidad como la extremeña es una cantidad a optimizar, y significativa de cara a pensar más en políticas de inversión que de subvención. Se publicita, y se abre un debate entre las formaciones políticas, pero no hay aún un planteamiento respecto a qué y a dónde destinarlo.

Se habla de destinarlo a políticas de gasto, y seguidamente hay que preguntarse para qué gastos, o cómo gastarlo. Demasiadas veces se venden grandes titulares llamativos de acciones que parecen llegar a una pluralidad de ciudadanos, pero nunca se habla de una rentabilidad, esto es, de cómo esa inversión puede generar múltiples y diversas inversiones. Pensar más en cómo tapar agujeros, que en generar políticas económicas que den resultados.

El empleo, infraestructuras, incentivos para la producción, generación de acciones industriales. No puede ser que el debate ahora sea hay que gastar, pero sin que ello implique una dirección de hacia dónde va el sector o sectores productivos en Extremadura. Sigue habiendo una gran indefinición respecto a qué objetivos económicos se quieren potenciar. Esa falta de política industrial está generando destrucción de mano de obra a pasos agigantados. Porque lo de los emprendedores puede estar bien, pero no genera el tejido industrial que se requiere para atraer verdadera riqueza y consolidar esa sociedad del estado del bienestar a la que siempre se dice aspirar.

XESTA BIENx el trabajar en consensuar con los máximos dirigentes políticos de la comunidad, pero mejor estaría si somos capaces de trazar un iter en relación a qué proyectos tenemos que incentivar todo el esfuerzo económico que muchos extremeños están haciendo. Y no caben atajos, no se trata de solventar este asunto con políticas de beneficiencia. Muy prestadas a los titulares de prensa, pero no sé si tienen la efectividad demandada por los extremeños. Porque a pesar de todo Extremadura sigue siendo Objetivo 1 de la Unión Europea, esto es, sigue siendo ese alumno que no acaba de aprobar el curso, y necesita de mayores estímulos y profesores de apoyo.

Por lo que cuando se marca el titular de qué hacer con este dinero del que se ha beneficiado por causa del déficit, hay que inmediatamente tener los suficientes reflejos para decir hay que apostarlos a políticas activas de consolidación de sectores productivos. Y esto no significa vamos a aprovechar esta entrada de cash para remendar viejas deudas que persisten. No sería una buena política, y desde luego se estaría trasladando una pésima imagen, desde las administraciones públicas.

Hay ya en la sociedad demasiados discursos de hechos consumados, que están lastrando los caminos de la recuperación y de nuevas inversiones, que fortalezcan la economía. No se trata tanto de repartir como de distribuir, de ser capaces de instrumentalizar políticas serias, duraderas, y que signifiquen consolidar un sistema productivo como el extremeño, que sigue subdividiéndose entre la agricultura y el turismo, obviando horizontes que debieran tener mucho que ver con su situación estratégica, como, por ejemplo, el potencial del vecino país Portugal.

Para cuándo la famosa plataforma logística, para cuándo de verdad políticas económicas transversales que ayuden a crear empleo y no a tapar agujeros de los desempleados. Para cuándo un discurso político que convenza ir más allá de la subvención, y se centre en la recuperación de la capacidad productiva de cada uno de los ciudadanos de nuestra comunidad.