Por segunda vez consecutiva, Madrid se quedó a las puertas de organizar unos Juegos Olímpicos. El Comité Olímpico Internacional (COI) concedió ayer los del 2016 a Río de Janeiro, pero la capital española tuvo el mérito de llegar a la votación final tras presentar un completo dosier y mostrar ante los miembros del Senado olímpico que la unidad política, el respaldo popular y la solidez de la candidatura merecían ser tenidos en cuenta. El triunfo no solo habría beneficiado a Madrid, sino también a Mérida, Valencia, Barcelona y a otras subsedes.

La derrota de Madrid y de España --el resultado de la votación final fue contundente: 66 a 32-- no hay que buscarla, pues, tanto en los posibles defectos de la candidatura como en ventajas o cualidades del principal oponente contra las que la delegación española tenía muy difícil luchar.

La primera ventaja de Río de Janeiro era la ley no escrita de la alternancia de continentes. Aunque se niegue, este factor no se ha alterado desde los años 50 del siglo XX. Además, el cambio de continente --los Juegos del 2012 serán en Londres-- venía esta vez abonado por el hecho de que nunca los JJOO se han disputado en un país de América del Sur.

El COI otorga los Juegos a un país emergente, miembro relevante del G-20, candidato al ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU si algún día llega a reformarse y a ampliarse, y el más destacado representante, de la mano de su presidente, Lula da Silva, de un conjunto de estados que se alinean en la izquierda razonable enfrentada al populismo demagógico y antinorteamericano encabezado por Hugo Chávez. Los Juegos serán para Brasil la ocasión de demostrar su liderazgo político regional, sus progresos económicos y sus avances en la lucha contra la pobreza en un país en el que las desigualdades son aún enormes.

La sorpresa de la elección fue la eliminación a las primeras de cambio de Chicago, pese al compromiso expresado por el presidente estadounidense, Barack Obama, con la candidatura. Seguro que en el COI han pesado todavía los problemas de financiación de los JJOO de Atlanta y la propia indefinición de Chicago entre dinero público y privado.

De las cuatro ciudades candidatas, Madrid se impuso en la primera votación a Río (28 a 26), que, sin embargo, se distanció ya en la segunda (46 a 29) y arrasó en la tercera. Los votos latinoamericanos, que en otras ocasiones han ido a candidaturas españolas, se volcaron esta vez hacia la ciudad brasileña. Ese fue otro factor decisivo en la derrota.