Hace unos días leí en el Blog de mi amigo Javier Prieta una preciosa historia de una cigüeña con nombre. Sí, ya sé que los humanos somos muy dados a poner nombre a nuestros congéneres y a los animales con los que nos relacionamos; perros, gatos y demás animales domésticos tienen ese privilegio. Sin embargo, no es fácil que alguien diga cuál es el nombre de un jabalí, de un ciervo o de la cigüeña que ocupa el nido de la torre de nuestro pueblo.

La historia no es de una cigüeña cualquiera sino de una preciosa cigüeña negra que nació en 1990 en Oliva de Plasencia, en un nido situado en un alcornoque, donde fue anillada por dos ecologistas, José Antonio Román y Juanjo Ferrero , viejos anilladores y amigos de Adenex, que pusieron en su pata tres anillas de colores con las letras CHN, que servirían para identificarla donde quiera fuera con ayuda de unos prismáticos o catalejos. La cigüeña creció y, como nos sucede a algunos, sintió la llamada de un espacio singular en el que fácilmente encontró pareja; me refiero a Monfragüe, que por aquel entonces era un Parque Natural, y ella, sin duda, con su presencia también contribuyó a que unos años después fuera declarado Parque Nacional. La cigüeña buscó un lugar para anidar y encontró un magnífico nido en las orillas del Tiétar. Entre pliegues de pizarras y cuarcitas se había creado de manera natural una plataforma en la que construir el nido no fue complejo. Tampoco es difícil ver el nido desde la otra orilla del río con ayuda de prismáticos o telescopios. Esto permitió que cuando se leían las anillas todo el mundo instintivamente componía el nombre del ave CHoNi , y así comenzó a ser conocida en todo el mundo ya que el lugar en el que se encuentra el nido es frecuentado por ornitólogos y naturalistas de todos los continentes.

XDE CHONIx sabemos cuántos pollos ha criado cada año y cuántos cigoñinos ha sacado adelante. La hemos visto cambiar de pareja hasta tres veces, aunque permaneció fiel a un compañero durante varias temporadas de cría; sabemos los días que dedicaba a incubar y sufrimos un año que los buitres leonados le arrebataron el nido y tuvo que cambiar de ubicación. En fin, ya ven que nuestra cigüeña no es una cigüeña más. Ella es Choni, "La Choni", como cariñosamente se la llamaba.

El paciente trabajo de observación y anotación de ornitólogos , naturalistas y curiosos, y la suerte de tener un ave identificada ha aportado datos importantes para el conocimiento de la especie. Por ejemplo sabemos que Choni ha vivido más de 21 años, lo cual es un dato importante de un ave en libertad. No contaré el final de la historia, invito a que se acerquen a conocerla de manos de su autor, Javier Prieta en http://aves-extremadura.blogspot.com.es/2012/11/choni-la-ciguena-negra.html .

El ha querido rendir un homenaje a todos los ecologistas, naturalistas, ornitólogos y amantes de la naturaleza que dedican su vida a conocer, proteger y conservar la naturaleza en nuestra región, gentes que, como las cigüeñas, muchas veces se vuelven anónimas ya que nadie refiere sus nombres. Yo quiero sumarme al homenaje a esos desconocidos que permiten que la ciencia avance gracias a su empeño y a la pasión con la que trabajan. Gracias a ellos, pueden apreciar todo lo que conocemos sobre Choni, y saber que la última vez que se la vio ya no ocupaba su viejo nido porque seguramente ahora estará sobrevolando el parque y añadiendo también su halo de leyenda, por ejemplo, a la Serrana de la Vera que da nombre a un puerto. Quizás algún día la historia de Choni sea también otra leyenda, la de la Cigüeña de Monfragüe.