Es insólito que en un país como Turquía, que no ha alcanzado los parámetros necesarios para entrar en la UE, sus ciudadanos se manifiesten tan reiterada y masivamente a favor del laicismo estatal, mientras que en España, que es miembro de pleno derecho, la ciudadanía española lo haga, alentados por la cúpula eclesiástica, a favor de la enseñanza de la Religión católica en la escuela primaria, que vulnera el principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado, de su laicismo.

Todo ello después de 75 años en que un gobierno democrático erradicara de la escuela la enseñanza de la Religión, punto esencial de la necesaria y urgente separación que debe existir entre la Iglesia y el Estado por, decía la República, proselitista, que es incongruente con el respeto a la libertad de conciencia de los niños; porque la enseñanza de las distintas religiones, al hacer niños distintos según su confesionalidad, conculca la labor integradora de la escuela, al mismo tiempo que por dogmática, que contradice el axiomático principio educativo de enseñar al niño a razonar, a pensar por sí mismo, hacer espíritus críticos, la herencia más sublime que puede recibir el niño de la escuela y que le ayudará en el futuro a conformar su personalidad.

"La esencia de todo sistema era el método intuitivo, que según palabras de Giner (de los Ríos) en el discurso inaugural del año académico 1880 - 1881: "exige del discípulo que piense y reflexione por sí-; que investigue, que arguya, que cuestione, que intente, que dude, que despliegue las alas del espíritu; en fin, que se rinda a la conciencia de su personalidad racional".

"El niño no deber ser, como hasta ahora, de la escuela, del Estado, del maestro, de los padres y del gobierno- Son el gobierno, los padres, los Estados, los maestros y las escuelas los que deben ser del niño. Contra la escuela nacional ha dado comienzo una gran campaña de difamación, porque la República, al crear un mayor número de escuelas y hacerlas laicas, perjudica los intereses de los que comerciaban con las conciencias infantiles, y ha sacado a los niños de los conventos para liberarlos espiritualmente". Discurso de Rodolfo Llopis en la inauguración de los Grupos Escolares Concepción Arenal y Navarro Darás, en Carcaixente (Valencia) en 1932.

X"¿DONDE, SIx no es en la escuela, podrá enterarse el niño con fundamento de sus derechos naturales, de sus derechos como ciudadanos, del régimen de los poderes públicos en su patria, y por dónde, si no es por este camino, ha de llegar algún día a ejercer aquellos derechos con conciencia, a estimarse a sí propio, y a dejar de ser un ciego instrumento, como lo es ahora, en las manos de cualquier intrigante que lo explota para alcanzar sus fines?" Manuel Bartolomé Cossío , 1932.

Es la concepción republicana del razonamiento en la enseñanza, en la que basa su laicismo, concibe al niño como un ser al que el maestro no solo ha de instruir, sino a quien ha de educar para lo cual ha de llegar "al fondo íntimo de la personalidad infantil, favoreciendo, ayudando, contribuyendo a que esa personalidad alcance libremente su plenitud".

"Nuestra formación como seres humanos nunca se para, nunca está terminada; como el camino machadiano, se hace camino al andar", escribe Miguel José Pérez Pérez , profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, en su ponencia desarrollada en Cuba con motivo del Centenario de Don Quijote, 07 al 12 del 2 de 2004, Don Quijote-Sancho/Sancho Don Quijote. Enseñanza aprendizaje entre el diálogo y la aventura, y apostilla con esta frase de El Quijote: "...y cada uno es hijo de sus obras; y debajo de ser hombre puedo venir a ser papa, cuanto más gobernador de una ínsula". (I,47 p. 905).

En la enseñanza de la Religión católica el niño ha de creer los dogmas religiosos porque se lo imponen, "porque así tienes que creerlo" se le dice.

"Las iglesias predican el no razonéis, pues por ese camino no llegaréis a ninguna parte, sino creed la palabra de Dios, tal como os la comunico. El que piensa por sí mismo pronto se convierte en hereje al que la comunidad persigue encarnizadamente", (Ignacio Sotelo , pensar por sí mismo. El País 03-09-2.005), lo que acarrea en los niños un cierto desarreglo mental.

Esta necesaria separación de la Iglesia y el Estado exige de los poderes públicos, tanto nacionales como locales, que no antepongan su moral religiosa a las leyes civiles, como muchas veces observamos en dirigentes políticos que pertenecen a las sectas religiosas fundamentalistas, como son el Opus Dei y los Legionarios de Cristo.

*Maestro