Qué duda cabe de que hay periodistas y periodistas, y directores y directores. Entre los de los diarios de Madrid y Barcelona hay dos que escriben un artículo dominical. El de Abc, José Antonio Zarzalejos, expresaba ayer su temor a que Bush aísle a EEUU con la psicosis antiterrorista aérea, que amenaza con yugular la libertad de desplazamientos, ante una suerte de insensato orgullo e insensibilidad de la Vieja Europa.

El de El Mundo, Pedro J. Ramírez, destinaba el suyo a promocionar la nueva enciclopedia que ofrecerán a los lectores narrando --sin cortarse un pelo-- las vacaciones navideñas que ha pasado con su familia en Egipto. Así se arrancaba en esta carta dominical: "A partir de estas vacaciones de Navidad y Fin de Año el joven --y ya presidenciable-- ministro del Interior de Francia, Nicolas Sarkozy, y yo vamos a estar siempre de acuerdo en que si existe alguna aproximación al Paraíso Terrenal pasa por la ensenada que el Alto Nilo hace en Asuán entre la isla Elefantina y el legendario Hotel Old Cataract. Para un neogaullista liberal y paneuropeo y su familia, disponer de la suite Winston Churchill con sus techos altos estilo Imperio, sus nobles armarios de caoba y su interminable cuarto de baño de mármol fue tan gratificante como para nosotros ocupar la contigua y gemela suite Agatha Christie. Los dos gigantes británicos dejaron su nostálgica impronta en el Old Cataract, pero la gran dama de la novela de misterio inmortalizó tanto el edificio como sus vistas sobre el río en los primeros capítulos de muerte en el Nilo". Y a este párrafo seguían otros 20.