Hace poco, la presidenta del Observatorio de la Violencia de Género proponía erradicar el piropo. Norma tan progresista que el dictador Primo de Rivera ya lo prohibió allá por 1923. Hace poco, el Consejo de Estado ha criticado el nuevo reglamento de tráfico, que pretende establecer controles de alcoholemia a los peatones, limitar su velocidad --¡temblad runners del Retiro o del parque del Príncipe!-- y la de los vehículos ¡a pie! Tanto da que sea un progenitor portando un cochecito con su criatura dentro, como un ciclista que se ha bajado de la bici. A María Seguí , directora de Tráfico, --¿para qué consulta si le trae al pairo?-- no le ha sentado bien el dictamen por lo que mantiene y no enmienda su propuesta. Quizás para demostrar que es dama de hierro, tipo Cifuentes , Aguirre o Tania Sánchez , que ya dijo esta última que tiene que ser seria y dura porque es rubia, joven y... mujer.

Hace poco, el Tribunal Supremo ha establecido que los chicos de 3º y 4º de ESO podrán dejar de asistir a clase como protesta sin el permiso o justificación de sus padres. Y hace ya algún tiempo, el suficiente como para que el partido que prometió hacerlo, sin cumplirlo, la hubiera derogado, se estableció la disparatada norma de que las niñas de 16 años pudieran abortar sin el consentimiento paterno.

La comunidad catalana multa por no rotular en catalán y prohíbe los toros como en épocas tiránicas se persiguió el teatro y las corridas. Se barajan penas cuantiosísimas contra las descargas ilegales mientras se sube abusivamente el IVA cultural. A un pueblo de Teruel le multan por cortar la carretera cuando su Virgen sale en procesión cinco minutos al año, y ahora la formación Podemos insinúa sus deseos de proscribir la caza si llega al poder y se cuestiona hacer lo propio con la Semana Santa.

De siempre el ser humano ha querido reglamentar su convivencia. Otra cosa es esta inflación galopante de leyes pasadas, presentes o futuras, estúpidas, bobas e injustas. Frente a las cuales me declaro objetora. ¡Que ya va siendo difícil soportar tanta tontería!