La subida de los tipos de interés directorios de la zona euro en un cuarto de punto, hasta el 3,25%, que decidió el pasado jueves el consejo rector del Banco Central Europeo (BCE) ya estaba prevista. Sigue al aumento decidido en el mes de agosto, también de un cuarto de punto, y confirma que el banco emisor reduce de tres a dos meses el período de decisión en la variación de los tipos de interés; es decir, anticipa que la siguiente decisión será en diciembre. Hoy se cree que a finales de año se llegará al 3,5% y que de momento se acabará en esa cifra el ciclo alcista tal como se concibió hace tiempo: inevitable, pero extendido en el tiempo para no causar sobresaltos entre las economías tan divergentes de los principales países que comparten la divisa europea.

El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, explicó que las decisiones de la entidad se toman sobre las previsiones de evolución de la inflación a medio plazo. La explicación era necesaria, porque los datos más recientes van en sentido contrario. El índice de precios al consumo (IPC) armonizado de la Unión Europea de los Quince que adelanta el incremento de precios en septiembre será, según todos los indicios que se manejan en la actualidad, del 1,8%. Dos décimas por debajo de la inflación deseada por el BCE para este año, el 2%. El dato es aún más meritorio si se tiene en cuenta que los precios del petróleo no han empezado a remitir hasta el segundo semestre, lo que no ha impedido que las economías centrales de la UE, con Alemania a la cabeza, hayan experimentado un crecimiento significativo de su Producto Interior Bruto (PIB). Si de prevenir el medio plazo se trata, la decisión del Banco Central Europeo de subir los tipos habrá que vincularla a que será más difícil hacerlo a partir de enero del 2007, cuando Alemania e Italia deberán hacer frente al desajuste de sus cuentas públicas, con déficit superior al que toleraba el Pacto de Estabilidad.

En España, la subida se ha interpretado unívocamente como una nueva amenaza sobre el coste de las hipotecas, referenciadas en su casi totalidad a la evolución del euribor (tipo de interés entre bancos privados, que sigue la senda del tipo que fija el Banco Central Europeo). Para las familias es una mala noticia, sus cuotas mensuales subirán cuando toque. De hecho, la escalada del euribor ha complicando la ya ajustada economía de muchos hogares en los últimos meses. En Extremadura, por ejemplo, la hipoteca media se ha incrementado en 68 euros al mes en el último año, según datos de junio pasado.

Pero hay que tener en cuenta también dos hechos: que la inflación española (3%) ha estado, hasta la semana pasada, por encima de los eurotipos (3,25% desde el jueves), y que la causa del excesivo gasto de los particulares en vivienda no se debe al precio de las hipotecas sino al aumento desorbitado del precio de los pisos. Los datos lo avalan: según un estudio nacional de los agentes inmobiliarios, casi la mitad de los compradores de vivienda que piden un préstamo hipotecario necesitan una financiación por encima del 100% del valor de tasación.