La supresión del programa de Tele 5 Caiga quien caiga por "razones de rentabilidad" ha provocado la indignación de quienes ven en ello un trasfondo político. Es el caso de Manuel Vázquez Montalbán quien, en El País, anuncia su caída a modo de famoso parte de fin de guerra: "Caídos el Gran Wyoming y su preclara troupe (...)". Para añadir: "En algunos casos el poder enseñaba su cara huraña (...). Recuerden aquel mirar de reojo de Aznar y allegados en cuanto divisaban a un miembro de los comandos de CQC. El reojo se convertía en un quiste ocular que dolía y dañaba a la vez, porque era inadmisible que las mayorías absolutas fueran tan relativizadas, y, además, por cómicos plebeyos".

No es el caso del omnipoderoso jefe del Gobierno italiano: "Otra cosa es que Berlusconi hiciera la señal de los cuernos sobre Piqué (...), pero es que don Silvio es otra mayoría absoluta y natural", dice Montalbán. Algo más grave le atribuye al magnate Gabriel Albiac, en El Mundo, para quien su mérito ha sido prescindir de "los delincuentes de la vieja escuela" para montar un imperio mediático: "A la delincuencia siguió la televisión. Mucho más perenne". Y alude a su conexión con el yernísimo Agag, quien nos lo ha traído: "Pensamos que nadie en sus cabales podía ofrecerle al sospechoso presidente de un país extranjero la irrupción devastadora en el imperio televisivo. Lo ha hecho. Ni PP ni PSOE pasan de ser apéndices prescindibles de su imperio."

Como concluye Montalbán: "Cautivo y desarmado una vez más el Ejército rojo, otra guerra civil ha terminado bien"... para algunos.