Durante los últimos años, los programas del corazón han fabricado un colectivo, los famosos, que congregan enormes audiencias televisivas y obtienen pingües ingresos. ¿Por qué la fama está separada del mérito? ¿Por qué interesa más a la gente la vida de Belén Esteban o Dinio que la de Delibes o la de Antonio López por citar dos ilustres antípodas de esos peculiares primates? A estas preguntas se suele responder con sesudos análisis sociológicos, morales etcétera, pero la teoría económica ayuda a entender con fría lógica esa patología.

Las tácticas de movilización y coordinación para fabricar famosos y venderlos en el mercado incrementan el valor relativo de los héroes simples.Es mucho más fácil aglutinar una multitud de individuos alrededor de asuntos de comprensión sencilla que en torno a los que presentan una mayor complejidad. Muchas personas son capaces de identificarse con Belén Esteban, pocas con Pablo Picasso .

Por esta razón, a pesar de su apariencia truculenta y extraordinaria, el tipo estándar del mercado de los famosos tiende a ser un ciudadano normal, uno de los nuestros.

Los nuevos famosos han desplazado en muchos casos a los grandes hombres del pasado --políticos, artistas, escritores-- y son hoy personajes admirados u odiados por millones de españoles. En España, la muerte de Carmina Ordoñez atrajo más atención que la de la Madre Teresa .

Cuando la fama se divorcia del mérito, la gente no asocia la primera a ninguna de las virtudes y/o de los defectos tradicionalmente ligados a ella. Los famosos se convierten en referencias sociales despojados de cualquier elemento objetivo o de cualquier criterio moral al uso. De hecho crean estándares propios. En este marco, las celebridades de la telebasura llevan camino de transformarse en iconos o en modelos de comportamiento para amplios sectores de la sociedad española. Desde esta óptica, los programas rosas constituyen un poderoso instrumento de subversión, si todavía tienen alguna vigencia, de los patrones éticos clásicos lo que no implica realizar ninguna valoración normativa sino simplemente señalar un hecho. La oferta de basura crea y alimenta su propia demanda. Esto significa que el mercado de la fama presenta numerosos fallos, esto es, que no funciona de una manera eficiente.