Desgraciadamente el calendario está lleno de fechas para celebrar, al menos un día al año, una jornada de debate y concienciación de las penurias y calamidades que sufren los muchos colectivos. Y entre esas conmemoraciones está el Día de la Mujer, una fecha que aún tiene una vigencia especial si nos atenemos a la intransigencia de muchos a la hora de reconocer a la mujer su papel en la sociedad, en el trabajo y en el hogar.

La teórica igualdad entre mujeres y hombres es aún una entelequia, y no sólo en los países subdesarrollados, sino también en los capitalistas. Que el desempleo femenino en Extremadura duplique al masculino o que las mujeres cobren un salario inferior al del hombre cuando ambos desempeñan la misma tarea, es argumento suficiente para exigir a las autoridades que de una vez por todas hagan cumplir lo que la Constitución y el sentido común dictan. Paralelamente a esas demandas, los gobiernos deben potenciar las campañas para lograr que la incorporación de la mujer a la vida laboral se haga en igualdad de condiciones, ya que de lo contrario esa conquista duplica su responsabilidad en el hogar. Esperemos que esta asignatura pendiente de la sociedad se supere rápidamente y no haya que esperar hasta el próximo 8 de marzo para recuperarla .