El silencio llena las vacías aulas. Es tiempo de vacaciones. Algunos profesionales han dicho adiós, con el pellizco emocional de la obligada mirada atrás, antes de iniciar una nueva etapa vital. Cuántos recuerdos se agolpan, cuántos rostros, nombres, gestos ligados a la vocación del magisterio. He acompañado a cuatro compañeras (tres Pilares y una Eugenia ) y un compañero, José Luis , en el momento del adiós. Con ellos he compartido dos etapas de mi vida profesional. De los cinco, al igual que de todos y cada uno de mis compañeros y alumnos, he aprendido algo. Su experiencia es un valor, no mercantil, que me ayudará a desenvolverme con éxito en circunstancias similares a las vividas por ellos, a quienes deseo lo mejor y les invito a escribir, para que esa experiencia acumulada a lo largo de su vida laboral no se pierda y sirva de referencia para que quienes continuamos, valoremos cómo ha cambiado en nuestra tierra eso de ser maestro. Ese primer destino duro, la unitaria, la angustia por sacar adelante la familia... Por todo ello, es de agradecer que el ayuntamiento malpartideño reconozca, con una distinción, la dedicación de los maestros a la formación de tantos extremeños y extremeñas.

*Maestro