N oticia de primera página: ‘Toda España crea empleo menos Extremadura que lo pierde’.

A pesar de la gravedad, el pueblo extremeño ni se inmuta, quizás acostumbrado ya a las malas noticias, dado el fracaso de la autonomía al no conseguir nunca levantar cabeza, pero puede servir para hacer una profunda reflexión y analizar, el porqué, su región, siendo la primera potencia nacional y quizás europea en agricultura y ganadería, no se explota.

El grave error del primer presidente, escoger un camino ajeno al aprovechamiento de todos los recursos de la enorme riqueza autóctona que goza Extremadura, y no enmendarlo a pesar de no encontrar forma de crear empleo en sus múltiples e incomprensibles victorias electorales, y la falta de ideas propias de los relevos presidenciales que continuaron el mismo camino a ninguna parte, han condenado a la sociedad extremeña a una contante zozobra, sin salida, y un muy negro futuro al no tener ninguna base sólida donde apoyarse para empezar a auparse.

Mi cruda visión de la situación autonómica se debe al sufrimiento de vivir el lento derrumbe de lo que ha sido y es mi hogar durante seis décadas y el incierto porvenir de mis diez y seis descendientes nacidos en esta bendita tierra.