Una reciente estadística de la Agencia Tributaria ha señalado la situación de pueblos y ciudades de nuestro país, bajo el estigma de la pobreza y riqueza. Poniendo el acento en la realidad de algunos pueblos extremeños como los más pobres. El índice referenciado tiene que ver con lo que han declarado los vecinos a la Agencia Tributaria. De ese estudio se extrae otro dato que tiene que ver con el hecho de que la brecha se acrecienta entre las provincias españolas, en relación a si se trata de municipios urbanos o rurales.

Este estudio analiza los ingresos de las declaraciones de IRPF de los habitantes de los municipios con más de 1.000 habitantes. Hay que tener en cuenta que en estas estadísticas no se incluyen otros tipos de ingresos, o se han tenido en cuenta otros parámetros de medición de la situación socio-económica de estos poblaciones. Indicar, por otro lado, que Navarra y País Vasco no están incluidos ya que tiene su régimen fiscal propio.

Me gustaría traer la atención, respecto de dos aspectos: el primero, tiene que ver con el mundo rural, y con el hecho de la despoblación de muchos pueblos y el envejecimiento de los mismos; y el segundo, consecuencia, quizás del anterior, tiene que ver con esa sobredimensión de las grandes ciudades. La ONU señala que en el año 2050 más del ochenta por ciento de la población vivirá en zonas urbanas.

Pues bien, respecto al primero queda claro que la bajada de población y ese envejecimiento va unido a una menor capacidad de ingresos económicos y enriquecimiento. Con ser esto cierto, como variable lo que realmente me gustaría conocer es el dato de la calidad de vida de esas personas. Porque a nadie se le escapa que no siempre a mayores ingresos, mejor calidad de vida, per se. Y este dato sí que es de importancia, porque la pobreza a solas con la cuenta corriente no es el dato único a tener en cuenta. En un Estado Social la clave son las necesidades cubiertas y atendidas en educación, sanidad, pensiones y generación de puestos de trabajo. En estas poblaciones extremeñas, a las que se les ha señalado como parte en las que está residenciada la pobreza existe una gran población pensionista.

Pues bien, el otro dato sobre el que me gustaría reflexionar tiene que ver con la despoblación de pueblos, en favor de los núcleos urbanos, bajo la perspectiva de que esos núcleos urbanos ofrecen unas perspectivas económicas y de futuro que no ofrecen los pueblos pequeños. Y mientras se van despoblando zonas de nuestro país, que llevan aparejadas, en ocasiones, limitación de servicios públicos que tienen que ver con toda una política asistencial y del estado del bienestar.

Y es ahí, si esta estadísticas tienen alguna virtualidad, donde los dirigentes políticos y representantes políticos debieran hacer un análisis de políticas activas que puedan dar la vuelta a estas perspectivas y estadísticas, porque tal como señaló la ONU, cuando reconoció ese despoblamiento de nuestros pueblos, se van a producir situaciones insostenibles de mantenimiento de servicios en las denominadas mega ciudades, o grupos metropolitanos, que tienen que ver, en primer lugar, con un desarrollo exponencial de población en tan poco tiempo, que será imposible atender; y esto sí, que supone una generación de unas expectativas de no muy buena calidad de vida.

Y lo que es peor, la creación de grupos poblacionales al margen de un modelo económico-social acorde a calidad de vida- ingresos- marginalidad en muchos de esos grupos urbanos, de gran concentración de población.

Por lo que sería de interés, en lo que se manifiesta de estas estadísticas, reflexionar en torno a qué modelos de núcleos rurales y urbanos describen estos datos para saber sobre qué aspectos y qué medidas tomar, de cara a evitar que las sociedades se decanten a vivir en espacios urbanos, en los que irremediablemente parte de su población tenga unas condiciones de vida en las antípodas (desde el punto de vista de la pobreza), respecto a la otra.