El expresidente de Baleares y exministro de José María Aznar, Jaume Matas, tiene de tiempo hasta el miércoles de la semana próxima para depositar tres millones de euros si quiere evitar la cárcel. En un auto de todo punto demoledor, el juez del caso ´Palma Arena´ respalda a los fiscales anticorrupción y fija la fianza más alta jamás impuesta a un político en nuestro país. Matas está acusado de 13 delitos, entre ellos los de malversación, prevaricación, cohecho, electoral, fiscal y falsedad documental.

El juez José Castro no se anda con chiquitas, califica parte de la declaración de Matas ante él de "burla a los simples mortales" y considera una "farsa orquestada" el intento del expresidente de desvincularse de las decisiones sobre la construcción del velódromo, en la que, según el auto, pudieron desviarse 41 millones de euros.

Pero, además del enriquecimiento personal de un alto cargo, que presidió el Partido Popular balear entre 1996 y el 2007, hay en el auto indicios de financiación ilegal del partido, que el juez concreta en dos facturas por servicios prestados en un mitin celebrado en el ´Palma Arena´ en mayo del 2007 y en anotaciones de la empresa Nimbus Publicidad que sugieren regalos y trato de favor al PP. Algunas informaciones señalan además que Matas siguió cobrando un sueldo del PP (alrededor de 5.000 euros mensuales) entre el 2007 y el 2008, cuando ya se había trasladado a EEUU para trabajar. En el partido dijeron ayer que es práctica común que los altos cargos que se quedan sin trabajo tengan un salario de la organización durante un año como máximo.

Con todo, esos indicios comprometen a la dirección nacional del PP, de tal modo que Mariano Rajoy tendría que dar algunas explicaciones, más allá de desmarcarse muy sirueñamente de su antiguo colega de Consejo de Ministros y de reducir el caso a una cuestión personal, como hizo el lunes con displicencia al declarar que Matas, "si puede, que demuestre su inocencia". Ni puede darse por satisfecho con la suspensión de militancia solicitada por el implicado.

En esas mismas declaraciones, el presidente del PP volvió a renovar el supuesto compromiso del partido en la lucha contra la corrupción. Palabras que no se corresponden ni con las maniobras de obstrucción en el ´caso Gürtel´ ni con la tolerancia hacia algunos militantes o dirigentes del partido implicados en otros casos de corrupción a los que no se ha aplicado el código ético interno.

La corrupción es un cáncer que afecta no solo al PP, sino a casi todos los partidos, pero la lucha contra esta lacra no puede reducirse, como ocurre muchas veces, a desviar las responsabilidades hacia el rival político e intentar minimizar así las culpas propias.