TLta fauna humana es un variado compendio de engañosas idiosincrasias y simuladas condiciones. Habría que reunir un experto gabinete de antropólogos, psicólogos y psiquiatras para sacar a cada ser humano de su agujero y arrancar a cada uno la etiqueta donde se marca su verdadero precio, o lo que es lo mismo su verdadera prosapia.

En un artículo publicado el día veinte de junio les hablaba de los neo-burgueses y les decía que son esos asalariados que vivían modestamente por los años sesenta y tuvieron la suerte de que el tren del desarrollo español --a remolque del europeo-- se detuviera en la estación de sus vidas. Se subieron y se acomodaron en esos vagones de la prosperidad, y ahora ellos y algunos de sus descendientes han creado esa nueva tipología humana caracterizada por su conservadurismo y su concepción acomodaticia de la vida. Suelen ser amigos de tradiciones y apariencias, un tanto despreocupados con los problemas sociales que no contengan un añadido religioso. Se les podría aplicar eso de Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió . Pero eso sí, van de lo que son: esbozos de nuevos ricos.

En contraposición tenemos otra tipología muy peculiar por su incoherente manera de amoldarse a la comodidad que les ofrece el estado del bienestar, son los progres ricos. Al igual que los neo-burgueses, los progres ricos suelen descender de prosapia plebeya, pero se diría que sus antecesores más remotos eran los habitantes de Sybaris. Aunque van de sencillos y austeros, gustan del refinamiento, los experimentos culinarios y los viajes exóticos. Especulan con sus dineros como el que más, pero de tapadillo, para que la basca no les mire de soslayo. Hablan bien de Fidel Castro y de su sistema, pero no se irían a vivir a Cuba ni locos. Son solidarios con las clases marginales, pero desde la distancia. En el fondo son unos acomodados rojillos romanticoides que no quieren reconocer su condición de neo-burgueses.

*Pintor