El trágico accidente de autobús del pasado día 19 en Benalmádena ha puesto de manifiesto que los peligrosos quitamiedos afectan, no sólo a los motoristas, sino también a otros usuarios de las vías públicas, incluidos los que viajan en vehículos de cuatro o más ruedas. El primer choque del todoterreno (cuyo conductor dio positivo en el control de alcoholemia, comportamiento absolutamente denigrante) contra el guardarraíl de la mediana provocó el rebote de este vehículo y la colisión contra el autobús, lo cual causó la posterior pérdida de control de éste y el desgraciado accidente. El propio delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, explicó que una valla metálica bionda (quitamiedos) penetró en el interior del autobús "como una espada", lo que hizo que las consecuencias del accidente resultaran "más graves". Pero lo más increíble de todo es que al día siguiente ya estaban repuestas en el lugar del accidente esas terribles cuchillas que tantas vidas siegan en nuestras carreteras. Cuando los moteros nos manifestamos contra los quitamiedos, denunciamos su peligrosidad, no sólo para nosotros, sino para todos los usuarios de las vías. Cada año muere una media de entre sesenta y setenta personas ocupantes de automóviles por colisión contra estas guadañas. Sin embargo, hay gente que sigue pensando que la culpa es nuestra, por moteros, por locos, por irresponsables, sin darse cuenta de que esa peligrosidad radica en el propio diseño de esos artefactos, los cuales deberían salvar vidas, pero, en su lugar, se las cobran. Es hora de que la opinión pública sepa que el colectivo motero no lucha por la supresión de los quitamiedos sin más, sino por su adecuación. Algunos deberán ser retirados, pues están en sitios sin ningún riesgo y, más que evitarlo, lo crean. Pero otros deberán ser modificados, de manera que ofrezcan el máximo nivel de protección posible, tanto para ciclistas y motoristas como para ocupantes de turismos y del resto de vehículos. Cuando un quitamiedos produce un efecto como el que ha producido en el autobús siniestrado y, al día siguiente, está repuesto por uno idéntico, es que alguien no ha entendido nada de nada.

Salvador Caballero **

Asociación Lucha Motera.