La venida de Mohamed VI en el verano de 1999 como heredero del trono en Marruecos a raíz de una súbita desaparición de su progenitor Hassan II , se bautizó en la prensa internacional como "la primavera marroquí", una nueva etapa, para edificar un país moderno y democrático a través de una transición firme y decidida guiada por el joven monarca, con el apoyo de la nueva élite que se denominaba generación M6 .

Amén del dossier de los derechos humanos, el reto que más preocupó y preocupa al monarca sherifino es el sacrosanto asunto del Sahara occidental en lo cual el Gobierno marroquí ha agotado todos los esfuerzos diplomáticos y políticos con la finalidad de que la propuesta del nuevo status de una amplia autonomía del Sahara prospere. Marruecos sabe que tiene todo el apoyo, aunque implícitamente, de las potencias más influyentes en las instancias internacionales. De París que nunca va a abandonar un socio económico y estratégico con quien mantiene una relación históricamente paternalista. Tampoco EEUU que considera a la institución monárquica y no al pueblo, por su sensibilidad al nacionalismo panárabe encarnado en la causa palestina y la guerra de Irak, como garante y aliado ineludible y un factor de estabilidad en la zona.

XLA PRESION ACTUALx de Marruecos a España, apoyado por una opinión pública ya saharianizada hasta el hartazgo, viene en un momento políticamente bien calculado por el Gobierno marroquí, momento en lo cual primero, últimamente, algunos fundadores del Polisario, el candidato al cargo de embajador en España, Ould Suilem , es uno de ellos, han vuelto al redil de la patria.

Segundo, las negociaciones secretas entre la delegación marroquí y el polisario está tocando los detalles de la propuesta de autonomía de Marruecos, es ya un buen auguro para la diplomacia marroquí. Según fuentes oficiosas la balanza durante estas sesiones está inclinando hacia Marruecos. Por ello, no es de extrañar que en este contexto viniera el supuesto asesinato por los servicios secretos de Argelia al jefe de la delegación del Polisario en las negociaciones Mahfud Beiba y la sumisión al arresto domiciliario al jefe de los servicios secretos del Polisario.

Tercero, Marruecos está totalmente consciente que está empeñando el papel del gendarme, para defender la seguridad de la Comunidad Europea y particularmente de España, en temas tan delicados como lo es la droga, la inmigración clandestina y el islamismo radical. Rabat sabe muy bien la tradicional lección que en la política no existe amistades sino y nada más que intereses.

Cuarto, el vecino del sur está molesto por la existencia en España de más de doscientos de muy activos organismos de solidaridad con el pueblo saharaui, además de los gestos de hermanamiento de más de 400 municipios en todo el territorio español con Tinduf, sin embargo, no existe ninguno con el Sahara bajo la administración marroquí y, por ende, las ayudas de cooperación cuya mayoría procede de España. Para el Gobierno marroquí todo ello no sería posible si no fuera por las subvenciones que salen de las arcas públicas, o sea con el consentimiento del Gobierno de Madrid.

Quinto: el Gobierno marroquí, en un intento de cambiar las tornas, está inclinando más sus relaciones hacia Paris, Washington y los hermanos de los países del Golfo. En un mundo globalizado en lo cual impera la economía y no la política, sobre todo, con más razón, si sabemos que el vecino del norte está ocupando el triste rango entre los tres países del sur de Europa en quiebra, por lo tanto no le sirve ya ni siquiera para absorber el exceso de población, tampoco para recibir más remesas como antes a través de la inmigración, prueba de ello que este año más de 150.000 marroquíes residentes en España han vuelto al país expulsados por la crisis.

En resumidas cuentas, teniendo en consideración estos factores, añadidos a la declaración del Ministro de Exteriores de Marruecos Taib El Fasi El Fihri que bien dijo en una reciente ocasión que la relación entre Marruecos y España depende en 90% del Sahara occidental , creo que los incidentes de Melilla se repetirán, que Rabat, en una maniobra política y estratégicamente pragmática, va a dar al Gobierno de Madrid "donde le duele" rentabilizando y utilizando toda su energía y sus cartas a saber la pesca, inmigración clandestina, terrorismo y droga con la finalidad de presionar y arrancar el reconocimiento, a regañadientes, de España del nuevo Estatus de autonomía del Sahara antes que se agote la actual legislatura de los socialistas, porque con los populares, cuna y base de la vieja España católica, cuyo expresidente, Aznar reconocido por su enemistad al país, no hay, a medio plazo, absolutamente, esperanza.