Area de Geografía Humana de la Uex

El paro agrario viene a ser una síntesis histórica de Extremadura, el resultado de siglos de dependencia y una reminiscencia más propia de siglos pasados que de la sociedad occidental actual. Es la síntesis socioeconómica de una política que impulsó y aún sigue permitiendo los profundos desequilibrios territoriales. Es el reflejo de la larga y agónica reconversión agraria, que se alarga ya desde hace cuarenta años y que todavía está por concluir. Las regiones rurales aportaron su mano de obra y su financiación para la industrialización de las regiones más desarrolladas y, posteriormente, para la costosa reconversión de esa misma industria, lo que impulsó las nuevas economías emergentes en esas mismas regiones. Es evidente, por lo tanto, su deuda histórica, que no parecen dispuestas a asumir. Y, mientras tanto, las regiones más rurales tienen que hacer frente, sin recursos ni ayudas, a su reconversión agraria y a las enormes bolsas de paro que está generando. Es la falta, en definitiva, de una decidida política de desarrollo rural, escasamente financiada por la UE y sin programa claro a nivel nacional.

En los núcleos rurales, con una fuerte dependencia del sector agrario, tan sólo se han podido articular nuevas formas de subsistencia, muy precarias, pero que han interrumpido la hemorragia emigratoria anterior y han permitido la estabilización de la población en sus núcleos de origen en las dos últimas décadas.

A pesar de unos excedentes agrarios de más de 250.000 personas y con el condicionante de un mercado laboral muy limitado y escasamente diversificado por el predominio todavía de la actividad agraria, se ha logrado reducir el paro en más de un 40% desde los años setenta hasta la actualidad, si bien con dos repuntes, coincidentes con las dos últimas recesiones económicas (principios de los 9O y de 2000). Esta reducción del paro se ha conseguido por el desarrollo del subsector de la construcción, donde se han integrado gran parte de los excedentes agrarios, en base a las importantes inversiones en infraestructuras viarias y sociales, que han propiciado que Extremadura sea una de las regiones con mayor desarrollo de este subsector. Se ha impulsado la agroindustria, que ha generado un mayor Valor Añadido a las producciones agrarias y, conjuntamente con la construcción, la mayor oferta laboral. Se ha diversificado el empleo y la rentas fuera del sector agrario en los ámbitos rurales, en buena medida como resultado de los programas comunitarios de desarrollo rural en este caso, produciéndose una clara terciarización de los ámbitos rurales. A pesar de que el paro agrario tiene escasa importancia en relación con el total regional, se han ido generando toda una serie de tópicos y estereotipos, siempre peyorativos, incluso entre la propia población extremeña. De hecho, el paro agrario tan sólo supone algo más del 15% del total y el subsidio es mucho más bajo que el de la industria o el de los servicios. No supone, pues, un coste tan elevado y, en todo caso, son las regiones más desarrolladas las que perciben muchos más ingresos por sus parados.

Los ingresos por el paro agrario tienen, no obstante, una gran importancia en los ámbitos rurales, sobre todo en los núcleos más pequeños, que no tienen más empleo que el agrario, sin posibilidad de retener a sus continuos excedentes. Afectaría, además, a los pocos jóvenes, si finalmente no pueden integrarse en este sistema, que se tendrían que ver obligados a emigrar, desapareciendo de estos núcleos toda la actividad vital. Son personas con mínimas oportunidades por su escasa formación, en un mundo laboral cada vez más exigente, aunque en cuanto surge un empleo mínimamente digno, sólo en la construcción, llegan a emigrar. En otros casos, conforman movimientos pendulares diarios o semanales, hasta las ciudades próximas o hasta Madrid.

No son, por lo tanto, vagos, ni piensan seguir cobrando indefinidamente un subsidio misérrimo. Si perviven en los núcleos rurales es en base a un nivel elevado de autoconsumo y a un gasto muy reducido. Pero los ingresos del subsidio son muy importantes en estos núcleos, ya que forman parte del conjunto de las rentas rurales, de las que participan todos los sectores de actividad.

Mientras tanto y mientras perdure la reconversión agraria y sus excedentes de mano de obra, es imprescindible el mantenimiento del subsidio agrario, incrementándolo o permitiendo su compatibilidad con otros trabajos, como se hace con los jubilados que quieren integrarse de nuevo en la vida laboral, a fin de mantener la vida en los pueblos y evitar su despoblación y abandono.