Escritor

De todo lo ocurrido en las elecciones de Madrid, lo que me interesa es el retrato-robot medio de los 6.000 votantes de Tamayo y Sáez. Se creó expresamente un partido para la ocasión. Pienso que en un primer deseo espontáneo, todos los votantes de la duquesa de Murillo hubieran votado a Tamayo por el "valor cívico" demostrado en mayo, pero como no la iban a dejar sola porque hubieran perdido, yo me imagino que de la sede del PP partiría alguna consigna buscando en familiares raros y con taras psíquicas la seducción posible:

--¿No sabes?, la duquesa de Alba creo que los vota y su hijo Cayetano, también.

Cayetano, después de su trayectoria hasta encontrarse con las mellizas, está muy descentrado. Otro puede ser el comentarista deportivo José María García. Yo creo que Tamayo es el oscuro objeto del deseo de muchos españoles con taras mentales consideradas muy elogiosamente entre los valores cívicos del país en la actualidad, que está en remarcar el mal, pero con la coletilla de "son todos iguales y es mejor quedarse como estamos", que es una forma de acallar la conciencia que te exige algo que tú no le acabas de satisfacer. Lo malo no es que estos del PP lo hagan tan mal, es que los otros lo harían peor, que es la tesis del humorista José Luis Martín.

Otras posibilidades de esos 6.000 hijos de Tamayo es que entre los votantes esté Blas Piñar y todo su equipo, con el que todavía se llama por teléfono. Por supuesto, la lista se nutre, además, de todos los cornudos consentidores que hay en la capital de España. El cornudo con estas elecciones ha encontrado un sentido a su vida. Lo que Tamayo ha hecho con Simancas es una forma de engaño tácito, pero con componentes hormonales descompensados. Es también una forma de manifestar el rechazo al sistema de libertades demostrando que la libertad puede ser una forma de transgredir la moral.

Yo, desde aquí, invito al periodismo de investigación hacer un seguimiento de la vida de estos dos tránsfugas, que han logrado objetivos superlativos. Por supuesto, la vida sexual de ambos debe ser como un Irak de la hora presente.