Siempre ha habido ricos y pobres’. Esta frase suele ser muy socorrida cuando queremos evidenciar que en nuestro mundo, inevitablemente han existido, existen y existirán personas que viven en la opulencia y personas que viven en la miseria. Diríamos que es una frase conformista, que nos lleva a pensar que debemos aceptar que la riqueza o la pobreza vinieron en su día al mundo para quedarse, y eligen a los seres humanos a los que han de acompañar durante toda su vida o parte de ella.

‘El dinero no da la felicidad’. Esta es otra frase a la que se suele recurrir para alejar de la mente la idea de que la fortuna garantiza una vida dichosa y evita la desgracia a todo aquel que nada en dinero. Pero es una frase que se pronuncia sin convicción, porque en el fondo la mayoría de los mortales suspiran hondo por tener más dinero del soñado. Luego, la felicidad vendrá de la mano del caudal; o quizá se resista a aparecer. Existen pobres felices y ricos infelices. De eso no hay duda. Incluso se han dado casos de ricos recién estrenados, porque les ha tocado un pastón en la lotería o las quinielas, y su fortuna ha supuesto el principio de su perdición. Supongo que si eres un hombre acostumbrado a una vida modesta, has de tener una cabeza muy bien amueblada cuando te cae de pronto del cielo el dineral que cambiará tu existencia radicalmente.

‘No hay nada peor que un pobre harto de pan’. O ‘ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió’. Estos dos refranes son muy provechosos para conceptuar la figura del nuevo rico. Ese individuo que nació pobre y no suele acordarse de ello, o simplemente quiere olvidarse de sus humildes orígenes haciendo ostentación continua de su opulencia. Suelen ser muy ricos en vanidad y muy pobres de espíritu.

El dinero llama dinero’. Otro sabio refrán. Sí, siempre ha habido ricos y pobres. Pero nunca ha habido tantos pobres tan pobres y tan pocos ricos tan ricos como ahora. Esto último confirma que el dinero llama dinero.

El caso es que hoy el 1% de los ricos del mundo poseen tanto dinero como el otro 99% de los terrícolas. Esto confirma que la crisis no es sólo la carencia de dinero en los bolsillos de muchos pobres, sino la falta de escrúpulos de unos pocos ricos.