WEwl Ayuntamiento de Cáceres y la diputación han suscrito un convenio por el que la institución provincial se hace cargo --como lo hace con el resto de municipios-- de la gestión y recaudación de la mayoría de los impuestos municipales. El convenio coincide con el anuncio de que el consistorio va a ser más exigente con los morosos, utilizando el procedimiento del embargo.

A nadie le gusta pagar impuestos, es obvio, pero una vez que hay que pagarlos porque de lo contrario no se podrían sostener los servicios comunes que contribuyen a nuestro nivel de desarrollo y calidad de vida, lo que es exigible a cualquier administración es que sea rigurosa en la recaudación, porque no serlo es hacer recaer en quienes cumplen sus deberes fiscales la carga de los que no lo hacen. Por eso resulta llamativo que los responsables del ayuntamiento de Cáceres afirmen que "a partir de ahora" se van a extremar las medidas para hacer cumplir las obligaciones fiscales a quienes las incumplen. ¿Significa esto que hasta ahora no se habían extremado; que unas veces sí y otras no? ¿Que había lugar para burlar el celo del recaudador? Los impuestos son sagrados porque son del contribuyente. Hay que atajar la idea de que el rigor en su recaudación, igual que en su gestión, es flexible.