La Real Academia Española cumple 300 años con la publicación de la 23 edición del DRAE, que aporta 5.000 palabras nuevas y una asombrosa recepción actual de 40 millones de consultas al mes. Se remoza así este centinela de la Lengua Española --que no castellana-- con carácter panhispánico y palabras que cambian, llegan o se van. Paradigma de la unidad en la universidad, a través de épocas y mares, ideas y conceptos. ¿Quién no tiene en su casa un diccionario, de rica o modesta edición? ¿Quién no ha rastreado en su vientre la palabreja exótica, el giro sorprendente y la voz sonora al afrontar un proyecto? Porque es manantío de toda biblioteca y placenta de ideas, conceptos y reflexiones.

Recibimos con orgullo esta edición, de sugestivo formato, tipografía sugestiva y profusión de americanismos. Su aurora, de carácter especial y venerable historia, bien merece la más cálida bienvenida, por varios motivos, entre ellos: por acudir presurosos a él en la redacción de turno, el trabajo literario, el sesudo ensayo o la columna periodística. Y siempre somos fieles a bogar por ese río de letras de oro, mientras nos sirve de báculo para caminar por su universo creativo, al tiempo que nos advierte de posibles faltas de ortografía. Libro muy acreditado, con gran regusto de sabiduría congénita, construida en algún lugar mítico, aunque muchos de sus vocablos han discurrido desde la pura invención y el sentido del humor. Y, a pesar del ímpetu actual de lo digital, con pantalla y unos botones, no ha sido descabalgado este entrañable diccionario de papel.

Es pasarela de comunicación entre 500 millones de hablantes, entre las dos orillas del Atlántico, construida por una España que deslumbró al mundo en su Siglo del Oro y Cervantes la coronó de gloria. Cadena de unión con América, puente entre razas y surtidor con decires que hornearon el idioma que mitificó Carlos V : "Es la más hermosa lengua para hablar con Dios". La gramática de Nebrija puso brillo y belleza en su alma literaria con el carisma de su giros. Una lengua, espejo de aconteceres, y, como dice Francisco Rodríguez Adrados , "radiografía de la vida del hombre, del ambiente en que vive, de un pasado y un presente, de cosas antiguas que siguen presentes...". Pero, no obstante, la segunda lengua más hablada en el mundo es desdeñada por un nacionalismo de vía estrecha.