TAt poco más de un mes de celebrarse las próximas Olimpiadas nos hemos visto inmersos en la polémica sobre la viabilidad de la posible competitividad internacional de las diferentes selecciones deportivas autonómicas. Sin ánimo de entrar a ahondar más en la disparidad de interpretaciones, sí me gustaría precisar algún matiz.

El primero sería partir de la diferencia de esencia que existe entre estado y nación. Así, cuando nos referimos a estado estamos hablando de una realidad física. Mientras, cuando hablamos de nación aludimos meramente a un vínculo relacionado con el mundo de los sentimientos. Y a día de hoy, que se sepa, en España sólo existen bajo el paraguas de la Constitución un solo estado, que es el único que nos representa más allá de las fronteras. En segundo lugar quizá sería más recomendable catequizar al personal para que se enerve recordando que es la unión de los pueblos la que hace patria y no su dispersión o su enrocamiento.

De este modo, y siguiendo la máxima olímpica, juntos seremos más fuertes, iremos más lejos y avanzaremos más rápidos, sintetizando lo que nos une y reconociendo que lo que nos separa no es ni más ni menos que la diferencia.

*Doctor en Historia